miércoles, 3 de diciembre de 2014

Jorge Carmona, a cuatro días de su adiós definitivo.

Por: Natalia Pescador.

En cuatro días se cerrará el capítulo profesional de Jorge Carmona, torero zacatecano quien sobresalió por interpretar el toreo de clase, cualidad que ligó al toreo valor y de verdad para llegar a convertirse en uno de los consentidos de la afición.
“Esta despedida marcará el final de un ciclo, estoy a punto de decir adiós a esta carrera en una plaza donde he visto la gloria. Es triste decir adiós, estoy lleno de nostalgia por despedirme de una profesión que abracé desde niño. Todo adiós es difícil, pero también hay que tener los pies sobre la tierra y ver que no podemos continuar porque en esta carrera se requiere estar al 100 por ciento de tus facultades, sobre todo porque la afición merece un respeto y hay que decir con dignidad adiós; es un punto final”, afirmó Carmona en entrevista concedida a NTR Medios de Comunicación.
La historia de Jorge Carmona Hernández comenzó a escribirse el 28 de diciembre de 1966, año en el que llegó a este mundo sin imaginar que se convertiría en el torero más importante que ha tenido la tierra de cantera y plata.
Como muchos niños, Carmona jugaba a ser torero, soñaba con vestir el terno de luces al tiempo que pegaba pases al viento, imaginando siempre la faena perfecta. Así, los días transcurrieron hasta que aquél niño le dijo a su padre, don Jorge Carmona (QEPD), que quería ser torero; bajo el cobijo paterno, comenzó a fraguarse su carrera taurina.
“Desde niño soñé con ser torero y llegar a alcanzar el privilegio de ser alguien, de escribir mi nombre de manera que nadie pudiera olvidarlo, y sí, fui lo que soñé ser, la vida me dio la oportunidad de hacer lo que más me gusta y amo, y es algo que no podrás pagar nunca con nada”, expresó.
Los festivales y las oportunidades para el becerrista comenzaron a llegar, toreando aquí y allá, vacas toreadas y otras limpias, pero todas traducidas a oportunidades que permitieron cimentar con firmeza y solidez su futuro, hasta que llegó su debut como novillero en 1983, llegando a la Monumental Zacatecas vestido de luces el 27 de noviembre de 1983, en festejo donde compartió el ruedo con Arturo Villa, Javier Cortés y Mundo Soto, con novillos de Salvador Álvarez.
El primer año sirvió para abrirse puertas y mostrarse como un joven con valor y arrojo que en cada tarde salía a justificarse en aras del triunfo, por lo que el 5 de agosto de 1984 llegó a la Plaza México, en un cartel donde compartió cartel conDavid Bonilla y Eulalio López Zotoluco; en aquélla tarde, Carmona se presentó con el novillo Bordador, de la ganadería de Matancillas, sin cortar orejas.
El éxito como novillero llegó junto con el momento en que daría el paso para convertirse en matador de toros, en una tarde soñada el 16 de septiembre de 1986 en la Monumental Zacatecas, ante el apadrinamiento de Antonio Lomelín y el testimonio de Francisco Curro Rivera. Carmona se doctoró con el toro Generoso, de la ganadería de José Julián Llaguno, cortando dos orejas y consiguiendo salir en volandas.
“En mi vida se escribieron muchas tardes importantes, pero sin duda la más importante fue la de la alternativa, sobre todo porque es difícil dar ese paso de torear novillos a toros, y también por el peso que conlleva alternar con las figuras, pero llegó el éxito soñado, y llegar a una tarde tan importante con un triunfo marcó mi carrera; inicié con el pie derecho y seguí en ese camino”, recordó.
Su presentación en la Plaza México se dio el 29 de abril de 1990, alternando conCruz Flores, Jesús Salazar, Gerardo Vela, Gerardo Montejano, Ángel Meras Angelillo y Pablo Curro Cruz. El zacatecano lidió al toro Penachos,de De Haro, también sin obtención de trofeos.
El 7 de junio de 1992 llegó otra fecha importante y significativa en su carrera, cuando pudo confirmar su alternativa en la Plaza México, el 7 de junio de 1992, de manos de Luis Fernando Sánchez, siendo el testigo Pepe Murillo. El toro de la ceremonia se llamó No Me Olvides, de La Paz.
“Con 28 años de carrera, más tres de novillero, y lo que estuve de becerrista, acumulé experiencias donde aprendí de los grandes, y al final de cuentas todo esto es un aprendizaje, bueno o malo pero experiencias que marcan el rumbo de tu vida. Conmigo siempre tendré la satisfacción de presentarme en las plazas importantes, donde conseguí triunfos grandes. Alterné con Antoñete y con otras figuras como El Niño de la Capea, todo eso se graba en la memoria y es la mayor satisfacción que puedes tener como torero”.
De 1990 a 1993 Jorge Carmona comenzó a firmar tardes importantes y de relevancia en las principales plazas taurinas del país, siendo uno de los toreros que avizoraba un futuro prometedor dentro de la fiesta nacional, sin embargo, cuando su carrera iba en ascenso, llegó la fatídica tarde del 14 de octubre de 1993 en la Plaza México, cuando el toro Aguamiel, de la ganadería de Espíritu Santo, lo puso al borde de la muerte.
Aquélla noche de jueves taurino en el Coso de Insurgentes llevó a Carmona a enfrentar una dura realidad, pues fue una cornada que perforó el cuerpo y el alma.
“Fue una desgracia para mi vida, como ser humano y como torero. Esa tarde iba bien, siempre dando todo para alcanzar el triunfo, la gente estaba conmigo, me entregué en todo momento, y en el afán de triunfar me jugué la vida. El toro me partió la femoral y marcó un día fatídico del que me repuse sin imaginar las secuelas que quedarían. A partir de ese día física y emocionalmente caí, comenzaron mis depresiones por no poder torear, y aún con el paso de los años sigo pasándola mal, me llegan infecciones y caigo en cama lleno de dolor, afrontando una mala circulación y enfrenando una dura batalla. Todo valió la pena, sigo vivo y satisfecho porque aquél día me la jugué, tratando de alcanzar el éxito”.
Carmona recordó que a partir de ahí el torear poco a poco se volvió más complicado; “se me vino todo abajo porque mis facultades no eran las mismas, nunca pude reponerme y torear se volvió más doloroso, y con ello la vida misma. Fueron 12 cornadas antes de Aguamiel, y de todas había salido adelante, yo creía y confiaba que sería igual, pero los problemas siguieron, pasaba el tiempo y las molestias crecían. Traté por todos los medios hasta que ha llegado el día de decir adiós, y dentro de lo poco que puedo hacer le pido a Dios me dé la oportunidad de hacer la faena soñada, la faena perfecta, que el toro me embista para que yo pueda quedarme en la historia de la afición”, puntualizó Carmona, quien se despedirá este sábado en el coso de cantera junto a Arturo Macías El Cejas, Octavio García El Payo, Juan Pablo Sánchez, Arturo Saldívar, Sergio Flores y Ricardo Carmona.
El DATO
En la Monumental Zacatecas Jorge Carmona toreó 32 corridas, cortó 21 orejas y mató 57 toros, además, ganó cuatro Escapularios de la Virgen del Patrocinio en 1986, 1990, 1991 y 1994.