miércoles, 3 de diciembre de 2014

NOTICIAS ECUADOR


TOROS ECUADOR

Una oreja que supo a poco ante tanto arte

Quienes acudimos a la corrida de hoy en Latacunga fuimos con la emoción al vilo para ver triunfar a dos grandes maestros del arte taurino contemporáneo. El cartel era de una plaza de primera categoría, ni más ni menos que el genio de Morante de la Puebla y el maestro Alejandro Talavante.
Estaban programados cuatro toros de Triana y Huagrahuasi, que terminaron siendo seis, porque estuvieron justos de fuerza y algunos carentes de transmisión. Un toro de Morante, el primer sobrero y quinto de la tarde fue el de más clase, y su casta fue premiada con vuelta al ruedo y peticiones insistentes de indulto. El primer toro de Talavante, fue también noble y transmitió. Conocemos muy bien la afición y sacrificio de José Luis Cobo, dueño de ambas divisas, y hemos visto repetidamente triunfos con toros de gran calidad, pero salvo los dos mencionados, los demás astados no estuvieron a la altura de semejante cartel. El tercero tuvo problemas con la mano derecha, y debió ser devuelto a chiqueros apenas salió al ruedo, porque se notó que cojeaba, un animal que sí tenía pasta de bravo, una lástima. A fin de cuentas, el mundo del toreo tiene misterios que justamente le hacen lo que es, y ningún esfuerzo y afición garantizan nada.
Morante de la Puebla es un genio del arte. Eleva el toreo a niveles celestiales, siempre y cuando encuentre materia prima en sus enemigos. En sus dos primeros tuvo destellos de sus famosísimas verónicas, remates con hondura y elegancia superiores, así como muletazos, que hicieron levantar del asiento a muchos aficionados admiradores de su genio artista. En el quinto hizo una faena majestuosa, hilvanando capotazos de aquellos que los pintores buscan plasmar en el lienzo.  Qué decir con la muleta, inició sentado en una silla recogiendo al toro por ayudados de pecho, y luego tanto por naturales como por derechazos logró momentos sublimes, toreando en redondo, transmitiendo, cuajando tandas cada vez más hondas y sin casi moverse que fueron aplaudidas a rabiar por el respetable. Luego vino un momento desagradable para los buenos aficionados, el público se desconcentró pidiendo indulto al toro y todo el alboroto confundió al torero. Pincho cuatro veces y mató con descabello. Por semejante desprolijidad de la afición, no se abrió la puerta grande que Morante la tenía en sus manos, y recibió apenas una vuelta al ruedo muy aplaudida. El toro no era de indulto, pese a tener mucha clase y acudir con nobleza a los engaños, no tenía suficiente fuerza, solo fue una vez a las varas y acudió al caballo con la cabeza alta, detalles de cierta mansedumbre que hay que considerar antes de pedir el indulto. De todas maneras, gracias Morante por tu arte y entrega el día de hoy, esperamos verte pronto en ruedos ecuatorianos, se le concedió una oreja, pero no se la entregó por confusión de los encargados.
Talavante es un torerazo. Combina como muy pocos la cadencia del artista y el poderío del lidiador que puede con todo lo que se le ponga delante. En su primero estuvo maestro, recogiéndolo con verónicas que pausaban la envestida del burel, chicuelinas ceñidas y media verónicas y revoleras que remataron su faena y quite. Con la muleta hizo lo propio, especialmente en las series de naturales templados, obligando a humillar a su toro. Detalles muy toreros completaron su interpretación artística. Pero hoy no estuvieron acertados con la espada ninguno de los dos maestros. Perdió una, sino las dos orejas que también le hubieran abierto la puerta grande. Por ello, encorajinado ofreció un sobrero, al cual toreó con igual clase y dominio de los terrenos. Pinchó pero mató en su segundo intento y fue premiado con una oreja que la paseó en medio de un público entregado a semejante demostración de hondura torero. Gracias también Alejandro por tu honradez y genio.
Síntesis de la Corrida: Plaza de Toros San Isidro Labrador en Latacunga, provincia de Cotopaxi, plaza casi llena, se lidiaron seis toros de Triana y Huagrahuasi, destacando el quinto de la tarde que fue premiado con vuelta al ruedo. Morante de la Puebla: palmas, palmas y oreja; Alejandro Talavante: palmas, palmas y una oreja;

- - - - - -

Gran tarde de los toreros nacionales

Da gusto asistir a una corrida en la que los cinco toreros nacionales se arrimaron, dejando  todo de si, cuajando faenas de gran valor ante toros serios con trapío y trasmisión, poco más de media plaza asistió y aplaudió a cada uno de los alternantes del cartel. Digno de destacar el encierro de la ganadería de Rumiquincha que tuvo peso y bravura.
Abrió plaza el aspirante a rejoneador Álvaro Mejía, con buen dominio de sus caballos, recogió a su astado en los medios y desplegó su buen quehacer colocando en buen sitio rejones y banderillas que adornaban el lomo de su enemigo, lamentablemente el toro manseo y se refugió en tablas lo que dificulto la lidia, entró a matar con dos intentos y tuvo que bajarse para pasaportar a su toro con el uso del descabello. El público aplaudió al joven rejoneador por su actuación.
El segundo de la tarde correspondió Cruz Ordoñez, que es el torero ecuatoriano que más oportunidades de torear ha tenido este año. Pechó con el mejor toro de la tarde, un burraco de hermosas hechuras y buen juego, humillaba, noble y bravo. Con el capote hilvano verónicas de gran calidad. Lamentablemente no alcanzó a entender la calidad del toro que hizo por él, al punto que recibió una dramática paliza que mermó sus condiciones para el resto de lidia, pinchó tres veces y al final con una estocada delantera y caída despachó a su burel, escuchó dos avisos.
Juan Francisco Hinojosa recibió al tercero de la tarde con una larga cambiada y verónicas ovacionadas por el respetable, aprovechó las condiciones del toro, hilvano una faena de muleta con hondura y sentimiento; logrando derechazos y naturales templados y pintureros, una faena de mucho valor y temple que la terminó con una gran estocada entera y en su sitio, que pasaporto sin puntilla a su toro, recibiendo una oreja con fuerte petición de la segunda.
El quinto de la tarde fue el toro con mayor trapío del encierro, le correspondió al quiteño Martín Campuzano, que como es su costumbre se arrimó y derrochó valor, sumando una faena alegre que caló en los graderíos que aplaudían su accionar. Un par de verónicas y chiquelinas son dignas de destacar por la quietud y mando, con la muleta logro hilvanar varias tandas de variado repertorio. Una gran estocada pasaportó a su toro sin puntilla, hecho que consumado al conjunto de la faena mereció el premio de una oreja que la paseó en medio de sonoros aplausos.
Cerró plaza el rejoneador de toros Sebastián Peñaherrera, colocó un solo rejón de castigo y luego seis banderillas largas, y una rosa, toreando y lidiando al toro, sacándolo de la querencia, demostró que cada vez está más acoplado a sus cabalgaduras, con las cuales y sumadas a su afición, le permiten lidiar faenas vistosas y con cuajo, mató a su astado al tercer intento, el público pidió y se le concedió una oreja, que emocionado la paseó.
Síntesis de la Corrida: Plaza de Toros San Isidro Labrador en Latacunga, provincia de Cotopaxi, media plaza, se lidiaron toros de Rumiquincha y uno de Huagrahuasi, corrida bien presentada y de variado y buen juego. Alvaro Mejía: palmas; Cruz Ordóñez: silencio; Juan Francisco Hinojosa:oreja; Martín Campuzano: oreja; Sebastián Peñaherrera: oreja;
Incidencias: Un encierro muy bien presentado el de Rumiquincha. Los subalternos Juan José San Martín e Ignacio Almeida, saludaron desde el tercio por unos muy buenos pares de banderillas, que el público los aplaudió. El toro que correspondió a  Cruz Ordóñez, fue aplaudido en el arrastre.