martes, 17 de marzo de 2015

ES LO QUE DIGO YO: ALEGORÍA Y PARODIA DEL SORO.

Alegoría, del griego allegorein. Foto de Arjona.
Por: Luis Cuesta

Lo sucedido hoy en Valencia ha sido lamentable, un episodio digno de una charlotada y no de una plaza de la categoría del coso de la calle Xátiva.
Más allá del gran mérito que tiene El Soro, de toda su lucha y de sus limitaciones físicas, su regreso a la que un día fue su plaza, ha sido una parodia del espectáculo taurino que daña a la tauromaquia.
Simón Casas que hace un año se opuso a que El Soro reapareciera en Las Fallas, este año cedió a las presiones del torero y de la prensa local apostando claramente al “cartel de no billetes”, ya que Ponce con Manzanares y otro espada quizás no hubieran conseguido el llenó total del aforo.
Ponce y Manzanares también vieron la oportunidad y aceptaron torear con Vicente a cambio de hacerlo con la plaza llena. Listos como ellos solos, se aprovecharon de las mermadas facultades del Soro y trajeron bajo el brazo un encierro impresentable de Juan Pedro Domecq.
El resultado ya los vimos todos, más allá del esfuerzo y mérito que tiene este hombre de salir a una plaza vestido de luces y pasado de peso para enfrentarse a un toro con una pierna biónica, su actuación ha sido de una chabacanería que no se debería de repetir en ningún otro sitio. Al final cortó una oreja, pero sufrió fractura de las vértebras dorsales número 10, 11 y 12 de pronóstico grave. Los 4 ó 5 meses de baja no se los quita nadie, pero sobrevivirá.
Cumplió su sueño y realizó un gran esfuerzo, pero ha llegado el momento de guardar la leyenda del Soro en el baúl de los recuerdos de su casa y de volver a ser Vicente Ruiz.
Ponce y Manzanares en el pecado han llevado la penitencia, al haberse prestado al “show” con la esperanza de que los “Juampedros” los hubieran salvado de la quema, pero no ha sido así. El encierro anovillado pecó de mansedumbre, así como de una excesiva debilidad y las figuras finalmente naufragaron con él.
Los 25 años de alternativa de Enrique Ponce pasaron a segundo plano ante el carisma y las locuras del Soro. Pobre Enrique que no pudo celebrar a lo grande su aniversario y se tuvo que conformar con dos faenas larguísimas a un lote infumable, que coronó con dos sendos bajonazos.
Manzanares dibujó algunos apuntes de buen toreo, pero sigue abusando del ventajismo con ese toreo en diagonal, sin cargar la suerte y siempre realizado a una considerable distancia.
Hace no mucho tiempo Simón Casas declaraba sentirse impotente ante el futuro del espectáculo y decía a los cuatro vientos; “estoy agotado, sin dinero, todo esto ante los pliegos irresponsables que no me dejan subsistir, estoy dispuesto a presentar con toda transparencia la realidad de mis producciones”. Sin duda lo de ayer habrá sido un bálsamo a sus finanzas, pero una puñalada trapera a la fiesta.
Creo que al final el sentido común regresara a la afición y estaremos todos de acuerdo en que esta clase de espectáculos, no se deben de repetir más en ninguna plaza de toros de la orbe taurina, por el bien de la tauromaquia.
Es lo que digo yo.