domingo, 17 de enero de 2016

ANECDOTAS Y CURIOSIDADES TAURINAS
Pepín Jiménez
(Foto archivo)

Por: Hassan González

Los toreros, quizá por estar continuamente en contacto con la muerte, suelen ser personas muy creyentes. Raro es el torero que al llegar al hotel de turno no monta su particular altar, así como también es muy frecuente que lleven estampas en la montera, medallas en el corbatín o alrededor del cuello. Una medalla, algo tan simbólico como minúsculo, se encontró en el lugar adecuado en el momento preciso para echar un capotazo divino a Pepín Jiménez.
El diestro murciano, de exquisito gusto y temple insuperable, se anunció en Murcia, su tierra, durante la temporada de 1982. Pepín, todo un ídolo para sus paisanos, realizó una de sus tradicionales faenas, marcadas por el aroma y el sabor. La espada nunca fue su fuerte, pero consciente del triunfo, decidió entregarse en la suerte suprema.
Fijó a su enemigo, se perfiló entre los pitones y marcó perfectamente los tiempos, resultando fuertemente volteado. Fíjense si fue dramático el percance que uno de los pitones de su enemigo le arrancó la chaquetilla y el chaleco, dejándole en mangas de camisa. Estando todavía sobre la arena el toro hizo por él con la intención de herirle, pero una medalla de la Virgen del Carmen desvió la trayectoria del pitón cuando éste estaba a punto de entrar en el cuello del artista de Lorca, quedando todo en un tremendo susto.
Pepín Jiménez, quién sabe si salvó la vida aquella tarde gracias a una medalla, medalla que conserva tal y como quedó aquella tarde, agujereada.