martes, 27 de enero de 2015

La magia de Morante

La tarde brillo con el arte de Morante de la Puebla. Trincherazos de pintura en su primero, un toro sin clase y sin humillar. En su segundo salió la magia del torero




CIUDAD DE MÉXICO
¿Dónde está el público? Hemos visto, corrida tras corrida, un divorcio entre las grandes entradas y los toros de la capital. Esperemos que el 5 de Febrero se contrate a Enrique Ponce, a Castella, al Payo y a Saldívar. Nos urge, a toda la fiesta, ver una Plaza México con el boletaje agotado.
 Bajo una tarde sin aire se lidió la segunda corrida fuera del derecho de apartado con toros bien presentados de Fernando de la Mora. La tarde brillo con el arte de Morante de la Puebla, Trincherazos de pintura en su primero, un toro sin clase y sin humillar. En su segundo salió la magia del torero. Unas chicuelinas y un remate fenomenal. La faena fue variada, sobre todos ganas de triunfar; pegó naturales a cámara lenta, remates llenos de torería. A pesar de que el toro ayudó poco, el torero no se aburrió, y dejó un aroma del bien torear. ¡Que ganas de que le envista un toro y poder ver a este matador en plenitud! El animal se amorcillo y él mismo lo mato con la puntilla, cosa nunca antes vista en la Plaza México. Le negaron la oreja merecida pero dio una vuelta al ruedo que valió por más. Vimos la magia del toreo. 
El que cumplió muy bien su papel de primer espada fue Eulalio López el Zotoluco. Un gran profesional, todo un veterano de la fiesta que se las sabe todas. Estuvo muy digno en sus dos toros aunque el segundo fue más que imposible. Sin fuerza ninguna le hizo una faena de trámite a su primero y le cortó una oreja que se ganó gracias a su gran estocada. Pese a su encerrona y su porte de torero, se le fue la temporada sin conseguir el triunfo grande que buscaba. El público lo quiere por su gran trayectoria. 
Diego Silveti estuvo mejor en su tercera actuación en el coso de insurgentes. A pesar de sus ánimos de triunfo, se le escapó su primer toro que fue de bandera. Jamás se entendieron. Aunque sin redondearlos, pegó buenos muletazos que le valieron una oreja dominguera. Su segundo toro fue una faena de arrebato, sin plan, sin paciencia, Diego empieza pero no termina. Cuando todo pinta para un gran triunfo pierde la brújula y se pierde en el ruedo. Ojalá con la compañía de Jose Antonio Ramírez, “El Capitan”, se logre reecontrar y dejé de torear tan retorcido. Es un camino largo y él es joven. Otro al que se le fue la temporada. Ya vendrán muchas más. No es lo mismo pegar pases que torear.
El próximo domingo El Zapata, el español El Fandi y Mario Aguilar con toros de Javier Garfias. Mi más sentido pésame a la familia de José Luís Ramírez, El Padrino, personaje de la vida taurina. Enhorabuena a Fernando de la Mora por el toro Andasolo, que fue excepcional. Ojalá vuelva el público a la plaza en 5 de febrero.