sábado, 18 de abril de 2015

Pepe Moral, que corta oreja, maquilla la debacle de los toros

Pepe Moral en un ajustado pase depecho al sexto
(Foto: Raúl doblado)

El palaciego realiza lo más destacado al sexto de la tarde, el único que medio sirvió de la descastada corrida salmantina


  Cuando ya parecía todo perdido, después de ver cómo devolvían dos de los toros anunciados y en el resto no había pasado nada, pero nada de nada, salió el sexto y se obró el milagro. O el medio milagro. Un toro de Montalvo que se dejó, que aguantó lo que pudo y que se encontró con las ganas de un Pepe Moral que no quiso irse de vacío.

Una oreja que maquilla la debacle de un encierro, el de Montalvo, que no repitió por desgracia la buena nota del pasado año. Toros descastados que se fueron desfondando a medida que transcurría su lidia. Más noble el primero y algo de raza en el segundo. Y como escribimos, esa nobleza dentro de la mansedumbre del sexto, que posibilitó el triunfo de Pepe Moral.
El de Los Palacios lo ha intentado desde que salió por chiqueros este secto. Muy protestado por su endeblez en los primeros tercios, el presidente lo ha mantenido en el ruedo. Y Moral se ha fajado con el astado desde el comienzo de faena.
Adelantada la muleta, tirando de su enemigo, ha conseguido no sólo mantenerlo en pie sino que repitiese, haciéndolo todo él pero con la suavidad precisa para que no doblase las manos y la firmeza para aguantarlo y que no se fuese a tablas.
Ha brillado en dos series diestras y una al natural, destacando también los de pecho, muy ajustados. Cuatro series le ha aguantado el astado, para ya en tablas hacerlo pasar por alto y arrimarse entre los pitones. La estocada, contundente, ha sido fundamental para la concesión de la oreja.
Y ya está. Poco más que contar. Manuel Jesús «El Cid» dejó algunos detalles, sobre todo a zurdas, con el noble pero manso primero que se pegó un costalazo en el inicio de faena, y vio cómo su segundo, cuarto bis, se tragó solo una serie y luego ya buscó desentenderse de los engaños.
Daniel Luque, que toreó acompasado a la verónica en su primero y en un ajustado quite por chicuelinas, se perdió en una faena de más a mucho menos por desfondarse el astado a marchas forzada. El quinto, parado totalmente, sacó la rabia torera del de Gerena, que robó algunos muletazos y ya está.
Y el primero de Pepe Moral, tercero bis, no tuvo ni chicha, ni limoná, ni ná de ná.

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