jueves, 30 de abril de 2015

Ventura, de 10

VENTURA, DE 10


Por: Marcos Sanchidrián



Diego Ventura volvió descerrojar la doble puerta que da acceso a la mayor gloria del toreo: la del Príncipe. Diez van. Algo inimaginable cuando un joven de La Puebla del Río abrió a golpe de ambición una puerta casi impracticable allá por 2003. La pureza de Sevilla y la garra de Portugal se fundieron en los genes de un vencedor nato que ya escribe su nombre en letras de oro en la historia del toreo. Y aún no ha dicho su última palabra.


DIEZ... DE MOMENTO
'La décima Puerta del Príncipe -analiza el rejoneador- supone la culminación del momento en el que me encuentro. No es fácil aguantar tantos años en la cima. Supone ratificar ese cuajo y el poso que tiene mi toreo después de buscar lo que siento'.

No fue una tarde cualquiera. Así recuerda Ventura una tarde dura y, afortunadamente, victoriosa: 'Lo viví de manera especial porque fue una de las más difíciles de mi carrera. Mi lote fue complicado para el triunfo, por eso me sabe mejor. El primero se paró muy pronto, soltaba la cara cuando quería someterle... fue muy deslucido porque le faltó transmisión pero le saqué todo lo que tenía. El segundo tenía mucha clase y sirvió pero duró un suspiro. El momento en el que salí con Sueño fue el cúlmen. Lo cuajó de principio a fin'.



EL SUEÑO DE VENTURA
Una de las grandes noticias de la tarde, fue la reafirmación de un caballo que en media docena de apariciones se ha ganado la categoría de histórico. 'Es un caballo con pocas corridas, apenas lleva seis o siete, y siempre que lo he sacado ha formado un alboroto. Por ejemplo en Cuenca estuvo sensacional, en Murcia corté un rabo y la culminación de Zaragoza con una tarde rotunda de principio a fin. Me apetecía demostrar el momento en que nos encontramos Sueño y yo. Sevilla era el escenario'.

Cuando tenía sometido al toro, después de hacer varias batidas por dentro y torear a dos pistas con excelsa brillantez, llegó el apoteosis con un par de banderillas de máxima exposición: 'Creo que es uno de esos pares que pasará a la historia. Tiene personalidad, pureza, entrega pero, sobre todo, mucho riesgo. El toro se arrancó con mucha fuerza y el caballo retrocedió, clavé al estribo y salí de la suerte con mucha verdad. Fueron solo dos banderillas pero vi la emoción en el público que se puso en pie'.

Sueño es un nuevo hito en la carrera de Ventura, un caballo de su propio hierro que está llamado a conseguir cosas muy importantes en el toreo: 'Sacar caballos para la historia es una alegría y un orgullo. Fíjate que si vas a la historia, hay pocos caballos que tengan esa categoría. Saqué a Pegaso, hermano de Sueño, y en solo dos años conseguí que todo el mundo hablara de él. Ahora su hermano hace lo mismo. No es fácil. Mi sueño era criar caballos de época con mi hierro y lo estoy consiguiendo'.

DE CHAVAL A FIGURA
Diego Ventura hace un rápido repaso por las sensaciones que le dejaron los triunfos en Sevilla: 'Ninguna Puerta del Príncipe tienen nada que ver una con otra. Todas son diferentes. En unas estuve más a gusto y en otras tuve que hacer un gran esfuerzo. Las primeras, era un chaval que intentaba competir con las máximas figuras de entonces. No se me podía escapar ninguna oreja, por eso salía acelerado y aún no toreaba como lo sentía por las ganas y la ambición. Luego viví tardes rotundas de verdad. No puedo olvidar, por ejemplo, la de 2013 cuando maté seis toros. Hice cosas bonitas, pude cuajar toros como lo imaginaba... son cosas que no se olvidan. En 2014 tuve dos tardes increibles. En la primera salí por la Puerta del Príncipe y en la siguiente no salí, pero fue muy rotunda. Y llegamos a este año que fue muy diferente, con el primero no pude torear bonito pero el segundo, lo poco que duró, lo toreé como a mí me gusta. Fueron dos banderillas, pero la plaza se puso boca abajo'.

Siempre directo, Ventura pone en valor lo que ha conseguido en estos años. Sin duda, un reto difícil de igualar para las próximas generaciones: 'Nunca me acostumbraré porque es casi imposible conseguir estos hitos. Mira, por Sevilla y Madrid han pasado muchos rejoneadores, los mejores de la historia, y ninguno se acerca al número de puertas grandes que tengo. Probablemente tuve la suerte de redondear en el momento preciso las actuaciones, matar bien a los toros... Pero sobre todo ese punto de suerte para que las cosas salgan como sueñas'.