EL FITURO DE LA FIESTA.
Por: José A. Ayuste.
Como bien sabes, el pasado jueves se presentó en la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando de Madrid, la Fusión Internacional por la Tauromaquia (FIT). Se trata de una unión empresarial taurina que englobará a los tres países más importantes del escenario taurino, a saber, España, Francia y México. Los hombres detrás de la FIT son el todopoderoso Simón Casas, el cada vez más omnipresente empresario mexicano Alberto Bailleres (a través de su empresa ETMSA y de Antonio Barrera como su representante legal) y José Cutiño.
Según ellos, esto no es un territorio vedado a nadie, con lo que supuestamente, cualquier empresario podrá unirse a la fusión. En teoría, esta fusión se hace para promocionar y proteger la Fiesta ante los múltiples ataques antitaurinos que está sufriendo. Bien. Muy bien, diría yo. Al parecer, la FIT va a tener un organigrama legal que se hará cargo explícitamente de todas las afrentas que sufra el noble arte de la Tauromaquia. También se van a rescatar plazas de toros que están prácticamente desahuciadas del circuito taurino y se va a apostar fuertemente por los jóvenes valores, tanto novilleros como matadores de toros.
Hasta ahí perfecto. Quizás necesitábamos algo así para dar la sensación de una vez por todas de que estamos bien organizados, de que podemos ser inmunes a lo malo que venga de fuera y que realmente tenemos un futuro largo y halagüeño. Esto no se debe de acabar. Pero a pesar de todo lo bonito y perfecto que esto pueda parecer, me vas a permitir que sea un tanto escéptico. Primero porque pienso que lo que subyace en todo esto es la ruina económica de la Fiesta en España y por tanto se ha tenido que echar mano de la inmensa riqueza del señor Bailleres. Vamos, que nos ha tenido que echar un capote para que la Tauromaquia en España pueda seguir subsistiendo.
Y segundo: desde que se dio a conocer la creación de la FIT, hay una palabra que está martilleando mi cabeza sin parar: monopolio. ¿Por qué? Fácil: precisamente dos de los inductores de esta fusión son poseedores de un amplísimo poder en la Tauromaquia actual. Sí. Me refiero a Simón y a Bailleres. Y soy escéptico principalmente porque la FIT, recién nacida y así a bote pronto, engloba 22 plazas de torosentre los tres países, 7 toreros (Talavante ha sido la última y reciente adquisición de este recién creado organismo) y otras tantas ganaderías, entre las que se encuentra Zalduendo, de reciente adquisición (y las que puedan ir cayendo en un futuro).
Al grano. Te enumero mis dudas: ¿se van a dar oportunidades reales a toreros interesantes de la segunda fila que pueden funcionar, o sólo van a ir a sus ferias los mismos de siempre? ¿Habrá represalias en el resto de plazas contra el que no se arregle en una en concreto? ¿Manejarán esto a su antojo? ¿Introducirán poco a poco en México el toro de Domecq para según algunos “modernizar” el toreo allí, arrinconando definitivamente al de Saltillo? ¿Se va a defender de una vez por todas a los ganaderos, criadores de la materia prima fundamental de este espectáculo? ¿Se va a defender realmente la Fiesta con uñas y dientes? ¿Dejarán a otros empresarios tomar parte en el pastel? ¿Habrá monopolio? Imagino que lo iremos viendo conforme transcurran las primeras ferias en los tres países objeto de la unión.
Y otra cosa: ¿por qué algunos empresarios españoles y franceses no tenían ni idea de esta fusión, enterándose de ella la misma mañana de su presentación? Si la FIT es realmente para promocionar y defender esto, qué menos que todo el mundo empresarial hubiera estado al tanto. Dudas y más dudas. Si quieres que te diga la verdad, este batiburrillo lo veo más como un monopolio que otra cosa, sobre todo porque viene de quienes viene y porque el monopolio siempre ha existido en la Tauromaquia; ahí están los ejemplos de la familia Dominguín, los Lozano, Manolo Chopera o Jardón, que han tenido el poder absoluto de la Fiesta en distintas épocas de la historia, llevando multitud de plazas de toros y toreros tanto en España como en Hispanoamérica. Llámame pesimista. Te prometo que no quiero serlo. Pero yo siempre pongo todo en una balanza. Y aquí, en este caso concreto, de momento, pesa más la niebla que la claridad. Ojalá me equivoque.
PD. A parte de la palabra monopolio, también hay un nombre que martillea mi cabeza en todo este asunto: Morante. Que cada cual saque sus propias conclusiones.