Capítulo IV (tercera parte)
EL REJONEO:Origen, Evolución y Normas
Publicado por: Hassan González
Autor: Don José Santos Alonso
Autor: Don José Santos Alonso
Pablo Hermoso de
Mendoza, es un
rejoneador que se debe de encuadrar en
la lista de los rejoneadores más destacados de España en virtud de haber
conjuntado simultáneamente una cuadra de excelentes caballos como “Cagancho”, “Chicuelo”,
“Labrit”, “Albaicín” “Aldebarán”, “Gallo” y “Mazantini” con los que alcanzó la
cúspide, cortando un rabo en Sevilla el 25 de Abril de 1999, hazaña que con
justicia causó gran revuelo. Este hecho lo catapultó a conquistar las
principales plazas ibéricas y por añadidura y por añadidura la casi totalidad
de las de México y su buen torear y la impecable estructura de sus faenas lo
posicionó en el más alto nivel de los rejoneadores españoles, estableciendo una
buena distancia entre él y sus colegas hispanos, esta fama lo trajo a México
con una aureola de excelencia, que al principio, muy bien administrado, con
toros muy escogidos y muy justitos le permitió adueñarse fácilmente del
desorganizado y desavenido medio taurino y pronto se percató que en México no
necesariamente tenía que jugársela, y se engolosinó, sacrificó la calidad por
la cantidad y obtuvo jugosas ganancias, para lo cual tuvo que invertir todo su
tiempo en torear y torear, y no dejó tiempo para renovar su cuadra, ahora en el
año 2003 en España después de varios años de ser premiado como el mejor
rejoneador de ese país, tal distinción fue otorgada a Andy Cartagena, quien se
la arrebató a ley, en México por su parte, ha tenido que sobredimensionar su
triunfos y mantener su vigencia a base de una gigantesca publicidad, así como
seguir evitando la confrontación en corridas de rejones, lo que abiertamente le
disgusta ya que cada vez que lo ha hecho su supremacía queda en entredicho,
pues Mendoza ha comenzado a decaer taurinamente y ha trocado palmas por pitos,
como la silbatina que sufrió el 5 de Febrero de 2004 en la “Plaza México”, así
como la del 14 en Aguascalientes y la del 15 del mismo mes en Guadalajara, que
son las plazas más importantes del país. Sin embargo la influencia que ejercen los
medios de comunicación en el ánimo del público poco avezado, que gusta de la
fiesta pero que no está culturizado a fondo y que no se preocupa de analizar lo
que mira, ya que carece de criterio propio y se traga sin digerir lo que
previamente se le ha inculcado por medio de la prensa, que no siempre es
imparcial, le ha permitido manipular astutamente la opinión pública a su favor,
contando con la complicidad de jueces parcializados o pusilánimes que le
permiten toda clase de abusos, lo que desvirtúa la verdad de la fiesta.
Esta exagerada exaltación en la prensa y la
masiva campaña publicitaria lo ha colocado a priori por encima de los demás, y
la realidad es distinta, pues este rejoneador ni es el mejor del mundo ni es
un revolucionario, ni tampoco el innovador
del torero a caballo que han pregonado los medios, digamos que es un notable
intérprete del toreo a la portuguesa. Lo
que es un hecho es que su toreo, lo haga como lo haga, ya se ha hecho antes por
otros rejoneadores, principalmente portugueses como Joao Moura, quien hace los
quiebros y galopa de costado templando la embestida de los toros hace más de 20
años, Antonio Ribeiro Téllez, que hace las piruetas en la cara de los toros
antes de clavar, Antonio Domecq, que hace años ejecuta piruetas después de clavar,
y los mexicanos Trueba, quien hace quiebros antes que Mendoza figurara, y
Rodrigo Santos, que ha galopado de lado aquí y en España con los toros muy
ceñidos a sus caballos, principalmente con “Espartaco” y “Mariscal”,
desgraciadamente a los mexicanos casi nadie les da crédito, lo hacen con mucha
timidez, casi con miedo, como si el hecho de mencionar sus virtudes mancillara
a los rejoneadores hispanos.
Da constancia de lo anterior la crónica escrita
por el Bibliófilo Daniel Medina de la Serna, de la sexta corrida de la
temporada 1982 de la Plaza México, celebrada
7 años antes de la alternativa de Pablo Hermoso, en la que este escritor
menciona los quiebros y el galope de costado de Moura. (de su libro “Plaza México:
Historia de una cincuentona monumental”).
Joao Moura trajo una
sensacional manera de quebrar (el cronista se refiere al quiebro, suerte que se
describe adelante) al toro para colocar fierros que ha hecho escuela y de
esquivar la embestida de los toros corriendo en sentido perpendicular a su
viaje (descripción que hace el cronista del galope de costado, en el cual el
rejoneador lleva al toro muy ceñido a la grupa del caballo); fueron estos
alardes los que convencieron y pusieron a la paisanada de pie,
desgraciadamente el lusitano ya no volvió.
Como claramente se aprecia, Medina de la Serna
no está familiarizado con el toreo a caballo, sin embargo, pudo describir a su
manera el quiebro así como el galope de costado que menciona diciendo que Moura
“esquiva la embestida de los toros corriendo en sentido perpendicular a su
viaje”.
Ahondemos en el tema recogiendo las palabras
del propio rejoneador en la entrevista de la revista 6 TOROS 6 de Octubre de
1998.
Pregunta: ¿Muchos
de los que han seguido tu trayectoria opinan que has sentado las bases de lo
que va a ser el rejoneo en el siglo XXI?
(se nota la deliberada intención de alabanza y sumisión en la
pregunta).
Respuesta:”Ha
habido una gran evolución y lo más importante es que esto ha calado en el
público y en mis propios compañeros, la gente que empieza se fija en el que
está arriba y durante unos años Ginés Cartagena marcó un estilo que siguieron
otros; ahora creo que soy yo quien está marcando un estilo y esto si está
suponiendo una evolución en el rejoneo, aunque no me atrevo a decir que yo haya
inventado nada, porque en el toreo está todo inventado y lo que ahora estoy
haciendo yo, antes se lo había visto hacer a Joao Moura, lo que si es cierto es
que verdad de torear siempre de frente, y no aliviarme, (quiere decir hacer
la suerte sin abrir el caballo) esta es
mi mayor aportación, porque la gente ahora se está inclinando más en este
sentido que en el de la espectacularidad, el público va a la plaza a ver torear
un toro, a pie o a caballo, pero toreado de verdad, sin elementos o piruetas de
alta escuela que nada tienen que ver con el rejoneo”. Este comentario se
antoja poco sincero ya que este rejoneador, como la mayoría de los españoles
casi siempre rematan sus faenas poniendo una serie de 2 o 3 banderillas cortas
o rosas “a la vuelta”, al relance y a toro pasado, lo que, auténticamente, nada
tiene que ver con el rejoneo.
Decir que, “lo que más está ofreciendo es la
verdad de torear siempre de frente”, es algo imposible de realizar, porque para
empezar, nadie torea siempre de frente, ya que simplemente no todos los
caballos son capaces de torear de frente ni todos los toros lo permiten. Y debo
precisar que el toreo de frente no es aportación de Mendoza, el toreo de frente
lo retomó y practicó en definitiva Joao Branco Nuncio en la década de los veintes
y lo siguieron haciendo u “ofreciendo”, muchos caballeros de Portugal y algunos
en México antes que él, y e esto hay pruebas rotundas. En relación con el
despectivo juicio sobre las piruetas y otros elementos de alta escuela, a los
que se refiere diciendo “que nada tienen que ver con el rejoneo”, el que
escribe se los ha visto hacer a Mendoza a montones, y lo peor, a destiempo, lo
que las descalifica y lo descalifica a él. Pero dejemos que el reconocido
escritor portugués Don Fernando Sommer D’ Andrade, purista del toreo a caballo
y autor de varios libros sobre la materia, nos vierta su opinión por medio de
la transcripción textual, (traducida al español) de un párrafo de su libro “Toureiro a Cavalo” editado el Lisboa en
el año 1966. Que en el capítulo “O
Toureiro Equestre como espectáculo”, dice: “El toreo más serio y profundo se basa en la corrección de la suerte de
caras recibiendo; sin embargo, demostrada le perfección alcanzada en esa
suerte, debe recurrirse a las otras para para que la lidia no se torne
monótona, es de criticar al caballero que solo torea “por alegrías” sin
nunca entrar de caras, con verdad, pero el
que torea de caras “sin alegría ninguna”, a pesar de la perfección, es para la
mayoría de los ojos del público, un ignorante, de corto repertorio, mal torero
y machacón”
Esta opinión adquiere más relevancia al
transcribir otra respuesta de Hermoso de Mendoza de la entrevista anteriormente
citada.
Pregunta: ¿Sigues
mirando en todos los sentidos a Portugal?
Respuesta: “Si,
totalmente, porque hay una antigüedad y una manera de ver el toreo en la que
conviene fijarse siempre. Yo reconozco que antes de ir a Portugal estaba
descubriendo cosas que allá ya están
descubiertas, porque siempre se ha toreado muy bien, con clasicismo y verdad, y
el propio público y la crítica te exige esa verdad y te enseña y obliga a
hacerla y te recrimina cosas que aquí pasan desapercibidas”.
Pregunta: ¿Cómo
Qué?
Respuesta: “Que
no te pares frente al toro antes de clavar un rejón o una banderilla. Lo mismo
que en el toreo a pie existe el cite, también lo hay en el toreo a caballo, hay
que pararse de cara al toro, porque se genera una tensión que no todos los
caballos aguantan, hay que ir mucho a Portugal para conocer todos los secretos
del rejoneo”.
Las respuestas corresponden a un torero que
sigue las normas del buen torear, sin embargo en México este rejoneador, pese a
su calidad, está en otra sintonía, o como decimos los taurinos, “anda muy
comodito”, pero prefiero que lo diga otro, por lo que reproduzco la siguiente
crónica.
Crónica de la revista “6 TOROS 6” de la corrida
del martes 20 de Noviembre de 2001 en la plaza de San Luis Potosí, S.L.P.
“Aunque algunos
excesos utilizados por Pablo Hermoso se van haciendo habituales, esta tarde la
gente llenó la plaza para verle triunfar, para ver el espectáculo que despliega
el rejoneador navarro sobre cada una de sus jacas. Hermoso estuvo como siempre
muy bien, pero cierto también que esta tarde el coso lo abarrotaba un público
predispuesto que todo lo festejó y que, por puro carisma y conexión, le sacó a
hombros tras darle cuatro orejas y un rabo. Nadie quiso ver la colocación de
algunos rejones de castigo y banderillas (atrás y abajo), nadie se dio cuenta
de sus caballos fueron alcanzados en varias ocasiones por sus enemigos y nadie
protestó los dos defectuosos rejonazos de muerte. Pablo Hermoso es un fuera de
serie, un torero de época y tiene además, una química especial con el público,
pero algunos excesos se están haciendo habituales y tarde o temprano pueden
revertirse”. (Hasta
aquí la crónica).
No se pone en tela de juicio la destreza de
este rejoneador, sería equivocado e injusto hacerlo, lo que es inaceptable, por ser desleal y
contrario al espíritu del toreo a caballo, es la constante trasgresión al reglamento
cuando rejonea en México, pero sobre todo, su falta de hidalguía, ya que sin
necesidad, sino por ventajista impone alternantes fáciles “que no le hagan la
guerra, que lo acompañen”, tales son sus sinrazones; También es inadmisible su
inveterada costumbre de alterar el turno de los actuantes e imponer rejoneadores segundones o novilleros
con el fin de echarlos por delante y no rejonear el primer toro, cuando por
antigüedad le corresponde, así como su negativa a sortear los toros, y por si
fuera poco hay motivos de sospecha de dopaje a los toros* (*El 20 de Febrero de 2004, se le echó un toro
de la ganadería de Suárez del Real que lidiaba en la plaza de Jerez, Zac. Al
día siguiente 21 de Febrero, en el cortijo San Felipe de San Pedro, Garza
García, N.L., un toro de Golondrinas se echó y se durmió en el ruedo después de
haber sido bregado por un peón, sin siquiera haberle puesto un rejón, por lo
que Pablo Hermoso, ni tardo ni perezoso, decretó su muerte por infarto, lo que
el juez aceptó sin chistar, ordenando que se descabellara al toro a pesar de
que respiraba con naturalidad; 4 días más tarde, el 24 del mismo mes y año,
tuvieron igual comportamiento dos toros de Refugio Peña en Jalostotitlán, Jal.
Esta noche en la que se llevaron 4 toros de diferentes ganaderías en 5 días,
provoca una lógica sospecha de manipulación por parte de P.H.M., y su
cuadrilla, e indigna la conducta pasiva y abúlica de los jueces que por
obligación deberían haber ordenado la autopsia y el análisis de sangre y orina
de estos toros para determinar la causa de semejantes anomalías), todas
estas actitudes perjudican y denigran al rejoneo y al espíritu caballeresco del mismo, lo que
sorprende es la mansa complicidad de las autoridades y toreros. Ya para rematar
hay que recalcar el reiterado vicio del rejonazo riñonero, de los que se ha
hartado de instrumentar en México y que muchos cronistas callan o justifican, y
por los cuales le han regalado muchas orejas y rabos.
Esta complicidad de los jueces, empresarios,
toreros y ciertos cronistas, es la herencia del servilismo y la cobardía de
Moctezuma II, ese pobre emperador azteca, antepasado moral de muchos mexicanos,
que vio a los españoles como dioses y se les rindió sin reservas, entregándoles
su imperio sin pelear, abrumado por su servilismo y su complejo de
inferioridad.
No es fácil decir verdades, y mucho menos
señalar defectos o errores sin desagradar a los destinatarios o sus a sus
parciales, no obstante es necesario hacerlo con el objeto de superar prácticas
lesivas o ilegítimas. Conozco desde pequeño una sentencia que se repetía en mi
hogar y que ahora tiene como lema, mi amigo, el cronista taurino José Mata y
que encaja perfectamente con lo vertido en este libro, y es la siguiente: “La
verdad debe ser dicha aunque sea causa de escándalo”.
Ancestral
discriminación al Rejoneo Mexicano
Desde el 22 de Diciembre de 1946, fecha en la
cual se presentó en la plaza México el rejoneador español, Álvaro Domecq Diez,
hasta el 6 de Marzo del 2005, día en que rejoneó por última vez en esta plaza,
el también español Sergio Vegas, pasando por Ángel Peralta, Álvaro Domecq
Romero, Fermín Bohórquez Escribano, Pablo Hermoso de Mendoza, Andy Cartagena,
Fermín Bohórquez Domecq y Martín González Porras, los cuales han sumado 35
corridas a lo largo de esas 59 temporadas, ninguno, absolutamente ninguno de
ellos ha alternado con ningún rejoneador mexicano en la plaza capitalina, en la
cual por añadidura, los hispano han exigido y obtenido casi siempre, los
mejores carteles y los toros de las mejores ganaderías, así como la oportunidad
de torear dos toros, lo que a los rejoneadores mexicanos se les ha negado
sistemáticamente. Siendo la única excepción la corrida del 27 de Diciembre de
1992 en la cual la rejoneadora mexicana Karla Sánchez dio la alternativa a Juan
José Rodríguez, rejoneador español sin méritos ni trayectoria que justificara
su alternativa en la plaza México, episodio aislado que no modifica la
tendencia negativa de la confrontación entre nacionales e hispanos.
Este hecho, no es ninguna casualidad, es la
muestra de na actitud de marginación que han ejercido los españoles en México
para evitar la competencia, evidenciando una conducta desleal que compromete
seriamente la condición de caballeros de quienes supone deben conducirse con
hidalguía o cuando menos con ética, por razones intrínsecas que su profesión
les impone. Pero esta discriminación, que relega al rejoneo mexicano y le niega
el derecho de competir en su patria, no es culpa exclusiva de ellos, es en gran
medida responsabilidad de las empresas de este coso que no han querido entender
que aceptar las condiciones discriminatorias que los rejoneadores hispanos les
imponen no trae ningún beneficio para sus empresas, y que además es innecesario
aceptar tales coacciones, porque para los rejoneadores españoles hacer campaña
en México y no torear en la Monumental, es un fracaso, pero si tomamos en
cuenta que su motivo vital es el dinero, forzosamente tendremos que entender
que son incapaces de rechazar las sumas que se les paga en nuestro máximo
escenario, ya sea toreando o no con los mexicanos, lo que pondría las cosas en
su lugar, por otro lado, el sobado argumento de que en México no hay
rejoneadores de su nivel, es un falaz pretexto, porque siempre que han venido
los españoles a torear a México ha habido rejoneadores mexicanos de cartel (Rejoneadores mexicanos en activo que fueron
discriminados por los españoles en la México: 1947, D. Juan Cañedo; 1956-1957,
D. Gastón Santos; 1963-1964, D. Carlos Arruza y Gastón Santos; 1970, D. Gastón
Santos y D. Felipe Zambrano; 1972-1973, D. Carlos Arruza, D. Gastón Santos, D.
Evaristo Zambrano; 1979, D. Jorge Hernández Andrés; 2000 a 2005, D. Rodrigo
Santos y D. José Antonio Hernández Andrés.). ¿ Pero si por precaución o por comodidad no aceptaron el reto? ¿
Cuánto y que pierden las empresas?, porque si hacemos cuentas, ¿Cuánto pueden
haber ganado las empresas de la México con las 35 corridas que “les hicieron el favor” de rejonear los españoles en
esos 59 años en los que han sido obligados a discriminar a sus compatriotas, en
la que han perdido la oportunidad de la confrontación?. No hay que perder de
vista que el enfrentamiento entre toreros, siempre da frutos y la competencia
es hacedora de figuras, y las figuras son rentables, máxime si son locales.
A
propósito, recuerdo la siempre vigente frase del renombrado escritor taurino
español, Gregorio Corrochano:
“Las grandes épocas del toreo se caracterizan por el dúo, por la pareja, por el contraste, por lo que se llama competencia; el monólogo no tiene emoción, ni en el teatro, ni en la plaza, ni en la vida”.