sábado, 27 de junio de 2015

Las muñecas de Curro Romero, sutileza y densidad

LAS MUÑECAS DE CURRO ROMERO, SUTILEZA Y DENSIDAD


Por: Hassan González




De las muñecas de Curro Romero surgió la figura, desde ellas se puede contemplar su toreo desde un punto de vista estético, de ellas, diminutas y elegantes, surgían pinceladas que escondían un cuerpo tosco para el toreo.

Sus muñecas fueron capaces de convertirlo en un torero comprensivo con la inconsciencia del toro. Recogieron con el capote al animal para convertir el embroque en serenidad, sutileza reñida con gestos bruscos, muñecas que hacían deslizar las manos sin presión ante la fuerza del toro, creando un milagro efímero.

Esto es parecido al estudio de la restauración de la “Santa Ana” de Leonardo da Vinci, porque cuando  Curro recogía al toro con el capote aparecían pinceladas, como las que se descubrieron en el vestido de la madre de  la Virgen y que habían estado tapadas por la suciedad.

Esa “suciedad” que en la tauromaquia es la vulgaridad del tecnicismo, del pase, de la verónica “al cuadrado dividido por x”, pura matemática técnica, con buen resultado quizá, pero fría y sin emoción.

Curro Romero, como Leonardo da Vinci, dibujó un toreo de extrema sutileza que con toques leves empaparon el toreo de colores.

Inconcientemente nos enseñó que en la tauromaquia “sutileza y densidad deben estar en perfecta armonía.”