Por: Felipe Zapico Díez.
Cuando empiezo a escribir este artículo me digo…. qué les cuento yo a los aficionados, aficionadas y a los que no lo son; algo novedoso y sobre todo auténtico, y hoy me parece, que con la Feria de San Juan ya en marcha, no puede haber mejor motivo que homenajear a ese ser al que todos adoramos en todas sus facetas ‘La Mujer’.
La alegría del toreo en el transcurrir de una vuelta al ruedo, después de su triunfo, cuando nuestras bonitas mujeres desde sus barreras y tendidos les lanzan prendas, bolsos o ramos de flores y, los toreros con agradecimiento las recogen de la arena y miran hacia ellas dándoles las gracias, porque en ellas ven a sus mujeres que en esos momentos estarán angustiadas, esperando una llamada confirmando que nada malo ha ocurrido al torero.
Y eso me hace pensar que una plaza de toros sin mujeres en sus barreras y tendidos, no tendría sentido, tengo la certeza de que sin su presencia la fiesta no existiría, entre otras cosas porque cuando un hombre quiere ser torero la protagonista más importante es una mujer y por ellas los toreros se juegan la vida indistintamente, para ofrecer un bienestar a su madre o por el amor de una mujer.
Qué bonito y alegre dentro de la seriedad de una corrida de toros, contemplar en las barreras de las plazas, apoyadas en los capotes de paseo o mantones de manila, ese ser tan maravillo que nació para ejercer de lo más hermoso en la vida, madre, hija, esposa, amiga… y todas ellas, en momentos diferente, dan una alegría sin límites a la fiesta de los toros y como dice el poema… «Cambio toda tu elegancia de tus vestidos de Francia, todos tus ricos tesoros de tus plumas y tus pieles, por el ramo de claveles que te llevas a los toros, y más que todas las diademas que inventaron los joyeros, me gusta la maravilla del marco de tu mantilla cuando te miro apoyada sobre una capa bordada de delantera de grada…».
Por todo ello, cuando está próxima la Feria de San Juan, que deseamos resulte lo más exitosa posible, nosotros brindaremos mentalmente con vosotras, deseando que siempre sigáis con vuestra presencia dando esa alegría y colorido, que solamente vosotras podéis poner. «Va por vosotras».