La comodidad se ha adueñado de las figuras.
El Juli sentado en el estribo de la Plaza de Valencia el pasado Jueves |
Por Andrés Amorós.
«Decíamos ayer»… que, aunque corte orejas, El Juli no está feliz. Se nota. Sus «guerras» no están saliendo muy bien: vetar a Sevilla fue un disparate monumental; limitarse a un «tour» de corridas prefijadas, otro. Si la estrategia la ha fijado Roberto Domínguez, es normal que cese. Si no lo ha hecho, siendo su apoderado -lo más probable- es lógico que se vaya.
Los aficionados se plantean remedios para la Feria de Julio de Valencia: horario nocturno, calendario… La solución es más sencilla: carteles de categoría. Coincido con Paco Mora: las primeras figuras deberían anunciarse, cada uno, varias tardes, con toros de distintos encastes.
¡Ya veríamos si acudía o no el público! ¿Atraería espectadores un mano a mano de José Tomás con Ponce? ¿O El Juli frente a Miuras, como anunció en Sevilla? ¿O los seis toros que Morante mató en Ronda? ¿O los seis que Perera matará en Nimes? ¿Por qué suena todo eso a imposible? ¿Qué tienen Sevilla, Ronda o Nimes que no tenga Valencia?
¿Es que el aficionado al fútbol no puede ver con frecuencia al Madrid frente al Barcelona o el Bayern? Los toreros en activo están para torear, dando la cara en los cosos de primera, no para campañas de «marketing».
Pero la comodidad se ha adueñado demasiado de las figuras…