martes, 23 de septiembre de 2014

LOGROÑO: Urdiales, por la puerta grande de La Ribera.

El torero riojano cortó dos orejas tras una gran faena al primero de sus toros y vuelve este martes a La Ribera para sustituir a Antonio Ferrera.
Por Pablo Garcia Mancha.

Diego Urdiales volvió a hacerlo. Cuajó al primer toro de la corrida en una faena templada y sentida en la que volvió a hacer del clasicismo su gran aliado, dando la distancia justa y medida tanto en colocación como en la búsqueda de terrenos y distancia. El toro, manejable y noble, tuvo la virtud de la movilidad y de la humillación, y aunque no tuvo excesiva clase, le sirvió al torero arnedano para lograr muletazos de mucho peso con ambas manos, a pesar de que no podía exigir mucho al morlaco para que no perdiera las manos.
Comenzó por estaturarios, algo no muy habitual en el paradigma de Urdiales, y tras rematar este bello saludo, se fue con él a los medios sin mayores probaturas. Comenzó por redondos en tandas de cuatro y el de pecho jugando con especial técnica las muñecas para no destemplar al toro y llevarlo con sentido y sin obligación. A medida que la faena fue avanzando, el torero obligó más al toro hasta lograr dos series de naturales con los riñones encajados, plenas de torería y con mucha parsimonia.
El segundo de su lote, un bello ejemplar burraco, se vino abajo demasiado pronto. A pesar de ello, Urdiales tuvo tiempo para lucirse con el capote y demostrar el gran momento que atraviesa con la espada. No fue un mal toro, pero le faltó el mínimo resuello para aguantar la faena.
El riojano toreó muy bien también con el capote, especialmente a la verónica, aunque dejó un galleo por chicuelinas sensacional para colocar al toro en el caballo. Una gran tarde de Urdiales en Logroño.
‘El Fandi’ logró los mejores momentos en banderillas. Estuvo profesional con el segundo de la corrida, un toro muy noble y con movilidad que le dejó estar a gusto con la muleta. Su fallo con la espada quizás le privó de un trofeo. Sin embargo no pudo con el quinto en una faena de ‘polvarea’ en la que fue incapaz de hacerse con la embestida del morlaco.
Por su parte Iván Fandiño pasó como ausente en la corrida, excepto un quite que le hizo al primer toro de El Fandi. El primero de su lote tenía las fuerzas medidas y la faena no acabó de tomar vuelo. Sin embargo con el sexto, que fue otro buen toro, no consiguió acoplarse en ningún momento. No se confió nunca y por momentos pareció un tanto desarbolado. La verdad es que fue ayer la peor versión de un torero que en Logroño siempre había dado la cara.
La corrida de El Torero, de buenas hechuras, pero poco ofensiva por delante, dejó hasta tres buenos toros que destacaron por su nobleza.