lunes, 22 de septiembre de 2014

Zacatecas, Sexta Corrida: La bravura, en el abismo.

El Capea y el diluvio.
Representaba para el serial de la feria un gran atractivo volver a ver un encierro de la ganadería de José Julián Llaguno, ganadería seria, de grandes recuerdos y pasajes de la historia del toreo mexicano.
Un cartel modesto para lidiar lo de Llaguno, que ya sabemos las figuras ni por asomo se quieren ver con este tipo de ganaderías y nueva desilusión en la Monumental…
Por Juan Carlos Valadez – De SOL y SOMBRA.


Desilusión porque a pesar de la buena presentación del encierro y de la variedad de encastes que presento, tres toros eran de encaste Domecq, la mansedumbre nuevamente se impuso, aderezada con una preocupante debilidad.
La entrada bajo nuevamente ante la amenaza de una fuerte de lluvia previa al festejo, pero en el cartel habían tres toreros mexicanos valientes a carta cabal que no se iban a dejar ganar la pelea y se iban a pelear las palmas. El Capea era en el papel, el invitado incomodo de la tarde.
Pero aquello era una misión imposible, Fabian Barba se encuartelo en una guerra sin éxito con el peligroso abre plaza de Llaguno, que era un toro peligrosísimo, tardo en la embestida y que daba unos arreones de miedo. El quinto, se frenó de salida y regateaba a los engaños cual experto futbolista. Lo más positivo para Barba de la tarde de ayer es que abandono la plaza por su propio pie.
El Capea es para muchos un personaje non grato, pero ayer demostró que lo que quizás no ha ganado en su toreo, lo ha ganado en casta y ambición. Nos regaló una lección de honradez con el sexto, al que lidio bajo un tremendo aguacero.
El torero mandó en tres tandas de derechazos, después la faena bajó de tono porque el astado de encaste Domecq se paró, con el ruedo inundado se tiro a matar y acertó al primer intento. La faena era de oreja, pero ante el diluvio no hubo petición y el juez que vive en el limbo se hizo de la “vista gorda”. Con su primero, otro toro con muy poco gas, abrevio en una faena para el olvido.
El torero local Antonio Romero es un personaje carismático, que se mueve como pez en el agua en esta plaza ya que conecta con facilidad con el tendido. Sin tener un lote a modo y a pesar de lo poco que torea, anduvo dispuesto y con suerte en su primero, quizás el astado más potable de la tarde y con el que se llevo una oreja que le asegura un lugar el próximo año. Con el séptimo no tuvo tela de donde cortar.
Es una pena ver a un torero con tantas aptitudes como Sergio Flores relegado en este tipo de carteles, tal como sucedió en la pasada feria de San Luis Potosi, Flores nos demostró que pasa por un buen momento y quiere ser alguien importante en este extraño mundo taurino.
El torero tlaxcalteca estuvo firme en el octavo en una faena en donde derrocho emoción por su seguridad y firmeza. La faena bajó un poco de tono por el lado izquierdo, que no era el de ese toro. Se ganó una oreja. Abrevio con el cuarto, otro manso que arreó en banderillas y acudió a los cites con poca clase; Flores le consiguió extraer algunos muletazos por ambas manos francamente meritorios.
Total, que la corrida solo se salvo por su buena presentación -muy seria toda ella, honda y con cuajo- pero reprobó en su juego. Pero merece un reconocimiento por haberlo intentado el ganadero, José Julián Llaguno, un auténtico científico de la bravura, un estudioso humilde, profundo aficionado y un enamorado de sus toros.
Ayer sufriría, sin duda, al comprobar el mal juego de su corrida, pero merecía un reconocimiento este respetable hombre del campo bravo que dedica su vida al toro y su ambiente.
Las extrañas reacciones y la indiferencia del público actual acostumbrado al toro bobo y anovillado, son harina de otro costal, aunque guste o no, es el que mantiene la fiesta.
Ficha:
Plaza de Toros Monumental de Zacatecas.- Toros de José Julián Llaguno, bien presentados pero mansos en general. Fabián Barba, ovación en su lote;“El Capea”, silencio y ovación; Antonio Romero, oreja y palmas; y Sergio Flores, palmas y oreja. Entrada: Menos de media plaza.