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Por: Adiel Armando Bolio
llama Fermín Espinosa Díaz de León y es “Armillita”…
Torero por naturaleza
El ambiente era mágico, místico y motivador a la vez de melancólico, evocador y, por supuesto, de una sin igual historia. El lugar era nada más y nada menos que el casco de la hacienda de Chichimeco, en Jesús María, Aguascalientes, donde el “Maestro de Maestros”, don Fermín Espinosa Saucedo, desde 1938, encerró en una gran cápsula del tiempo sus recuerdos, sus hazañas y todos los sucesos que vivió intensamente en su relevante carrera taurina y cuya dinastía iniciada en el siglo XIX por don Fermín Espinosa Orozco, la han continuado sus hijos Manolo Espinosa Acuña y Fermín y Miguel Espinosa Menéndez, alargando ahora la estirpe en su cuarta generación el chaval Fermín Espinosa Díaz de León, quien sin duda y prontamente empezará a enriquecer ese museo, a manera de altar taurómaco, en la casa que fue de su abuelo.
Así, entre carteles, pinturas, fotografías, recortes de periódicos, trofeos, avíos de torear, ternos de luces, apéndices y cabezas de toros inmortalizados por la dinástica ascendencia torera de “Armillita IV” fue que el reciente fin de semana nos metimos y recorrimos con el propio Fermín, próximo a hacerse matador de toros, ese maravilloso túnel del tiempo recreándonos tanto él como uno mismo en lo que ha sido el devenir histórico de esta familia de un incomparable arraigo taurino. Llegamos así a un sitio en especial en el que a mediados de los años 70 el matador español Juan Posada, en su serie televisiva Tauromaquia, entrevistó al Maestro Fermín Espinosa Saucedo sobre su carrera y, ahí, precisamente, platicamos en esta oportunidad de gala con quien tendrá a su cargo la escritura de las nuevas páginas de esta emblemática dinastía y bajo su propia personalidad.
Imbuidos entonces en tan especial marco, Fermín Espinosa “Armillita IV” se abrió de capa y nos habló de su sentir, de su emoción, responsabilidad y gran alegría por estar en el umbral para hacerse doctor en tauromaquia.
Fermín es “Armillita” y torero por naturaleza, por los cuatro costados, de la cabeza a los pies, vamos porque así lo mandaba la ley de la vida no podía ser otra cosa más que torero pues sus juguetes en la niñez fueron un capote, una muleta, un ayudado, banderillas, pitones y carretillas, además del incomparable campo bravo. Y así creció y se desarrolló en una ambientación que lo guio por la senda del ser, pensarse, existir y sentirse torero.
De igual manera, nos confiesa del gran compromiso que le representa el pertenecer a la Dinastía “Armillita” y que se siente con toda la capacidad para llevar el estandarte muy en alto y con enorme orgullo, además de haber realizado a cabo una ardua preparación en España y México para llegar a la que será hasta ahora su tarde más importante, la de su alternativa, sobre todo en una época del año en la que se juntan, sobre todo, el XL aniversario del coso Monumental de Aguascalientes y los 40 años del doctorado de su padre en dicho escenario, además de los 87 años de la alternativa de su abuelo el “Maestro” Fermín y de los 37 del doctorado de su tío Miguel.
Y dentro de esa magia familiar y torera, Fermín IV llevará con él en su alma y su corazón a su abuelo a través del usufructo en la emocionante tarde de su examen profesional un capote de paseo que perteneció al mejor y más completo diestro de todos los tiempos.
Una vez terminada tan interesante charla, dejamos Chichimeco y nos trasladamos al rancho Presillas, ubicado en San Pedro Piedra Gorda, Zacatecas, donde se halla la dehesa de Santa Bárbara, casa de la divisa en rosa, verde y azul, propiedad de don Javier Borrego Estrada, quien haciendo gala de su magnificencia como anfitrión le echó al toricantano tres vacas muy buenas y un toro sensacional, aunque no fáciles y con los que Fermín pudo explayar parte de su abundante taurología ante la ilustrativa y aleccionadora instrucción de su padre Fermín, de su tío Miguel y de su apoderado, el amable don Antonio Vázquez.
FERMÍN; PADRE, TORERO Y AFICIONADO
Momentos antes de que iniciara la tienta en la ganadería de Santa Bárbara logramos obtener las impresiones de Fermín Espinosa Menéndez, quien orgullosamente nos habló de su hijo, del gran compromiso que tiene por delante y del sufrimiento normal por ver como su retoño se juega la vida en la cara de un toro, pero a la vez confesó que como torero goza del oficio y la manera que atesora el chaval para desarrollar su toreo. Y como aficionado está seguro de disfrutar igualmente de su quehacer profesional en el ruedo.
De igual manera y con el sentimiento a flor de piel, Fermín padre nos afirmó emocionado que si viviera Fermín abuelo estaría inmensamente feliz de ver a su nieto hecho matador de toros.
Por último, remató Fermín argumentando que su hijo tiene todos los fundamentos para ser torero pues desde tierna edad no hacía más que jugar al toro en los patios de la hacienda de Chichimeco.
MIGUEL; TÍO, TORERO Y OTRA VISIÓN
Y no podíamos dejar de recabar la opinión del tío de Fermín, el maestro Miguel Espinosa Menéndez, quien al igual que su hermano está plenamente consciente y convencido de la capacidad del sobrino, asegurando que podríamos entonces ver el nacimiento de un torero muy importante en el país y para el Orbe Taurino.
Pero Miguel tuvo otra visión y muy real de lo que ha sido hasta ahora la carrera de Fermín IV, la de la madurez como hombre pues la última parte de su estancia en suelo español fue complicada y nada fácil, sobre todo estando sólo y tan lejos de la tierra que lo vio nacer y de su gente. Eso, puntualizó Miguel, fue fundamental para el crecimiento humano y torero de Fermín, y ello es lo que lo tiene ahora tan ilusionado y motivado para hacerse espada con doctorado.
Finalmente, Miguel Espinosa comentó que, como todos los toreros, tienen sus modelos a seguir, tal y como él en su momento los tuvo pero al final de cuentas se debe tener una propia personalidad y ello le deberá ocurrir a su sobrino, del que está completamente orgulloso y sabedor de la capacidad que tendrá para darle realce a una dinastía tan importante en la historia del toreo mundial como lo es la de “Armillita”.
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El viernes en Juriquilla, el sábado en Mérida y el domingo en Morelia
Juan Pablo Sánchez estará listo para sus compromisos
El matador de toros Juan Pablo Sánchez, luego de lograr el alta médica voluntaria en el nosocomio de Pachuca, Hidalgo, donde fue atendido de una cornada de dos trayectorias (de 5 y 7 centímetros) situada en el tercio inferior de la cara interna del muslo izquierdo, misma que le produjo el primer astado de su lote, de la dehesa de Jaral de Peñas, el reciente sábado en la Feria de San Francisco en el pachuqueño coso Monumental “Vicente Segura”, desde la tarde de este domingo ya está en su natal Aguascalientes terminando de recuperarse.
Ya estando en suelo aquicalidense, tanto el mismo domingo como este lunes fue revisado por los doctores en la Clínica Guadalupe, encontrando que la curación de la herida evoluciona bien y que lo único que se le ha hecho es estar realizando exhaustivas curaciones y cambio de vendajes.
Juan Pablo Sánchez, quien con esta ha sufrido ya cinco cornadas en su carrera, se mantendrá en reposo en el calor del hogar y atento a las indicaciones de su preparador físico, con la intención de llegar en la mejor de las condiciones a sus entrantes compromisos el próximo fin de semana, como el del viernes en Juriquilla, el sábado en Mérida y el domingo en Morelia.
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CORRIDA EN CHIGNAHUAPAN
La empresa SAMARIVA será la encargada de organizar la corrida de toros de feria en la localidad de Chignahuapan, Puebla, la que se anuncia para el próximo sábado 1 de noviembre.
El cartel entonces está conformado por el rejoneador Luis Pimentel, quien lidiará un astado de la ganadería de Tepetzala, además de los Forcados Teziutecos y, los matadores, el español Eduardo Gallo y Ernesto Javier “Calita” estoquearán cuatro astados de la dehesa de Cuatro Caminos a partir de las 14:30 horas en el coso portátil “La Guadalupana”.