lunes, 27 de octubre de 2014

El Arte de los Antonios
Morante de la Puebla

Por: Bardo de la Taurina
Ser ese ser que no requiere más que mentarse, Morante, no debe de ser cosa superflua y aunque las masas a lo mejor no lo entienden en su real dimensión, eso no le resta ni mácula de grandeza y este subrayado viene porque no faltara por ahí quien diga o más bien quien le quiera cargar la culpa de que su nombre no es tan milagroso, como el de aquel que dizque multiplicaba pescados o panes, bueno no sé muy bien cómo fue ese asunto, pa’ que más que la puritita verdad, el caso es que habrá quien diga que en la tarde inaugural de la Temporada de Fríos, Morante no lleno la plaza más grande del mundo, a lo que yo le contestaría ¿Cuál hubiese sido la entrada, si se anuncia a Morante en solitario con seis pavos? otra muy diferente para más o para menos, así que a otro perro con esa pulga, si la Plaza México registro a arañazos apenas media entrada, fue porque la otra mitad de aficionados mandó y lo seguirá haciendo toda la temporada por un tubo a la empresa, en razón de la ya gastada verdad de que no contrato a los dos toreros de mayor atracción de allá y de aquí, ya pa’ que repito los nombres…pero a esto hay que sumarle que a la hora de confeccionar los carteles se les hizo bolas el engrudo y tan es así que lo que en esta columna y en otras que firma mi menda, adelanté con puntos y comas lo que iba a suceder la tarde de ayer, en los renglones de entrada, toros, y quehacer de los toreros, se cumplió, así que solo decir que Morante de repente se quitó el preciosísimo terno de luces y se puso el frac lo cual seguramente hizo en memoria y honor del genial recién palmado Oscar de la Renta, el que desde su natal república Dominicana, se elevó al universo como uno de los genios del excelso bordar, como lo hizo Morante la noche del domingo inaugural donde de lo exuberante tránsito a lo orgásmico y convirtió el embudo de cemento en una sucursal de Tiffany, en la que usted se puede extasiar con los diamantes brotados de las minas de Kimberley o con los lances y terciopelos del ‘moranteador de las morantinadas’,(sí así como se lee) porque en manos de  Morante las suertes cambian de dimensión y de mención. .

Mendoza de la Ilusión
No se le han desprendido muchas hojas al calendario como pa’ no recordar aquella tarde que el arcángel Antonio Morante de la Puebla, hechizó el albero de Cinco Villas, el que también esta rociado de oro como el de la Maestranza Sevillana, que dista a quince kilómetros de Puebla del Río cuna mágica que Morante bendijo con su arribo terrenal, como también decía mi menda que este bendito un día abrió sus capote y también sus alas divinas y con el son de sus lances predijo que en ese ruedo hermoso y saleroso, nunca faltase el arte que hoy al paso del tiempo y por quinta ocasión, se ha hecho presente en Cinco Villas, en la figura del elegido Antonio Mendoza, chaval predestinado para constituirse como querubín de lo divino, lo mágico, lo sublime y es que así es el defeño – michoacano, al que algunos le empiezan a nombrar ‘Antoñito’ ¿será por ese perfume tan alorcado que despide en cada lance?, y sí, es que sí, el gran Federico García Lorca, que naciera en Fuente Vaqueros Granada, hubiese visto lidiar a nuestro Antonio, cuando menos ya le hubiese brindado un poema y no sería nada descabellado y sí apenas sería lo justo para seguir embebidos lo mismo en los vuelos del capote ‘mendocino’ que en la sarga granadina de este chavalillo, que poco habla con palabras porque en el ruedo predica con poesía , de esa que nos lleva al arrullo de las marismas y nos hace soñar entre lágrimas de emoción la ilusión de que nunca terminase el concierto de bien torear que Antonio Mendoza nos obsequia en cada suspiro con el que sorprende a la pandereta torera que en Cinco Villas se ha vuelto trono de este chaval de poco hablar y mucho decir, como lo dijo apenas el sábado al que le quito los nubarrones y con pincelazos de preciosuras pinto de gracia y color y es que si en Sevilla brilla Morante, en Cinco Villas hace lo propio Mendoza y como no va a ser así, si los dos son benditos Antonios ¡Que Viva el Arte!


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