DIEGO VENTURA O CÓMO DARLE LA VUELTA A LA CONTRARIEDAD
Publicado por: Hassan González
Fecha: 18 de Julio de 2015
Lugar: Manzanares (Ciudad Real)
Balance: Oreja y Oreja
Ganadería: Soto de la Fuente
Lugar: Manzanares (Ciudad Real)
Balance: Oreja y Oreja
Ganadería: Soto de la Fuente
Tarde de las que ponen a prueba el estado de forma, de cuerpo y de alma, de un torero. Tarde en la que todo fue subir rampas de contrariedad, superar las dificultades, vencer a pesar de todo, imponerse frente a todo. Así ha sido el paso de Diego Ventura por Manzanares: una corrida en la que todo fluyó a contracorriente reclamando del rejoneador un despliegue amplio de capacidad, de aptitud y de actitud, de ésas que también puntúan, y mucho, en la carrera de fondo de cada temporada. Por nulo el primer toro y por violento el segundo bis, le tocó hoy a Ventura fajarse y hacerlo de verdad. Y lo hizo, sin volver la cara al viento que soplaba del revés, yendo en busca de las complicaciones para ser más fuerte que ellas. Y así ha triunfado, conquistando, de paso, al público de Manzanares, entregado por completo a la exhibición de fondo de un torero que no deja de hacerse más y más largo.
Desde que se hizo presente el primero en el ruedo dejó claro que lo suyo iba a ser pura ausencia. Ni siquiera que pararlo tuvo Diego porque el de Soto de la Fuente nació parado…, salvo cuando respondía defensivo a la superioridad del jinete. Dos rejones de castigo con Suspiro le dejó llegándole todo lo posible y a su búsqueda en los adentros. Apenas reaccionó el toro para defenderse. Consciente de que todo corría de su mano, Ventura sacó a Milagro, experta como es en hallar manantiales de pozos secos. Y clavó con ella dos banderillas marca de la casa, al quiebro, batiendo mucho al pitón contrario y entre los pitones para clavar en lo que el de Soto siquiera alzaba el cuello. Tan templado lo hizo Diego que Manzanares degustó cómo es cada tiempo de esta suerte. Abrochó su faena con Remate, con el que dejó también dos banderillas muy lucidas en sus cites para mantener hasta el final la complicidad del tendido. Y coronó con tres rosas al violín, cada una de ellas más cerrada porque tras cada una de ellas perdía pasos el toro en busca de su refugio de mansedumbre. Le recetó el torero un rejón entero tras un pinchazo arriba que le sirvió para sumar el primer trofeo de la tarde.
Pero el lío gordo, la faena que entusiasmó al público de Manzanares, la obra por la que éste volvería mañana si mañana hubiera toros, llegó en el cuarto, el sobrero que relevó al descastadísimo que fue titular. En dos segundos hizo el toro dos cosas que definieron ya todo su juego: primero, salió como un obus hacia Altozano que lo paró en seco sobre la grupa. Y segundo, se desentendió y empezó a preocuparse más por lo que había fuera que por lo que le retaba dentro. Así fue ya el toro toda su lidia: pura pelea, bruta pelea, pero siempre para defenderse, nunca para atacar. Fue a más el termómetro de la intensidad, conforme Diego se fue haciendo por segundos con los terrenos donde el manso le esperaba entre distraído y retante para golpearle luego con saña. Esquivar cada uno de esos golpes, volver a ellos y torearlos fue cuestión de magisterio basado en el querer a tope de los corazones que pueden con todo. Roneo mezcló pulso para citar y para embarcar al mismo tiempo que agilidad para esquivar las oleadas del de Soto de la Fuente cuando se fue a por él para recorrer el anillo galopando de costado. Chalana le puso arrojo a la obra porque a esas alturas era obligado ir a buscar al astado a su cueva particular y nervio también para meterle una marcha más al acelerador que ya disparaba el termómetro de la emotividad. Percibía el público que aquello era un combate. Espectacular Chalana yendo, quedándose en cada batida para clavar y saliendo con piruetas ajustadísimas. Y valiente hasta el limite Remate para clavar Ventura un par a dos manos completamente cerrado el toro, un carrusel de cortas al violín y dos rosas adornadas con el rejoneador poniendo su frente en la testuz del toro.
No cabía volcar más en el asador de la verdad… Cómo no sería, que a pesar de tres pinchazos, Manzanares le pidió al palco con mucha fuerza la oreja. Se descerrajaba así las dos hojas de la Puerta Grande de una plaza -otra más- que esta noche se va a dormir con los ecos y la estela que deja a su paso quien es una figura histórica del toreo. Lo dicen los hechos, lo cantan los públicos…