OCHO CON OCHO ¡COMO AGUA!
Por: Luis Ramón Carazo
Así se va el tiempo entre pitos y flautas, sin sentirlo, pero hace 50 años que el regiomontano Manolo Martínez se presentó como novillero contando con 19 años de edad en la Plaza México en una larga temporada de 31 festejos, el acontecimiento tuvo lugar el 20 de junio de 1965, con un novillo de regalo de nombre Charro de la Viuda de Franco obtuvo dos orejas, el cartel completo fue con Manolo Rangel y Curro Munguía.
Al domingo siguiente sufrió una cornada en el ruedo de La Monumental y luego actúo en dos novilladas más en esa temporada, para regresar en 1967 ya convertido en matador de toros y ser quién hasta la fecha tiene en su haber 91 corridas para ser el número uno en ese renglón, así como también en el número de rabos logrados por sus grandes faenas con 10.
La afición mexicana no lo olvida, Manolo es de esos toreros que marcan época y difícilmente escapan a la memoria, todavía en novilladas y corridas de toros se escucha el grito de ¡Manolo, Manolo y ya! Desde los tendidos recordando en la Plaza México las inolvidables faenas del diestro regiomontano. Con mirada penetrante y una mueca de satisfacción cuando el público capitalino lo veía camino del triunfo.
Por dar un ejemplo no se nos borra de la memoria entre otros incontables momentos, un quite por Chicuelinas, la tarde de un mano a mano con Antonio Lomelín en La México, con toros de Xajay el 30 de mayo de 1980, esa tarde, Antonio se impuso en cuanto a trofeos, pues obtuvo su primer rabo de su carrera en el coso capitalino, del toro Luna Roja. Sin embargo el momento mágico, el del recuerdo imperecedero fue cuando Manolo se fue al centro del ruedo para ejecutar su versión del lance inventado por Manuel Jiménez Chicuelo.
Acudimos a la memoria y vemos los vuelos del capote de Manolo, vestido en un terno verde y oro toreando con suavidad, encauzando la embestida del de Xajay, con gran temple y el público en cada olé rayando en el paroxismo. Al día siguiente, la prensa desde luego destacó la salida en hombros, del torero nacido en Jalapa pero considerado acapulqueño, sin embargo los lances del regiomontano quedan para la posteridad.
Manuel Martínez Ancira nació en Monterrey el 10 de enero de 1946, su presentación como novillero es en la plaza de toros la Aurora, el 1 de noviembre de 1964 en dónde alternó con el gran actor Gonzalo Vega, hoy en día ganadero de toros de lidia. Desde aquella fecha, muchos presagiaron que en Manolo había materia prima para figura grande, no se equivocaron.
Desde que tomó la alternativa de manos de Lorenzo Garza (QEPD) y de ahí para adelante se convirtió en el eje principal de nuestra fiesta. En él se conjugaban lo pro y los a favor, alguna vez le pregunté a Manolo qué opinión le merecían sus antis y me contestó: “Pos al final todos pagan boleto y cuando estoy bien, les veo regocijarse con mis faenas”.
Su primera despedida fue el 30 de mayo de 1982 con 6 toros, 3 de San Miguel de Mimihuápam de don Alberto Baillères y 3 de San Martín de Marcelino Miaja (QEPD) y Chafik Hamdan su apoderado por muchos años. Toda una Época que cerró plaza, Manolo lo lidió con gran parte del público llorando al compás de la emotiva faena, acompasada por las Golondrinas, que bucólicamente interpretó la banda de música.
Regresó en 1987 en Querétaro y reapareció en La México con gran faena el 26 de abril de ese año, a un toro de Begoña que no culminó con la suerte suprema, en la tarde en la que concedió la alternativa a Curro Cruz y alternaron ambos con Jorge Gutiérrez.
También siendo ganadero tuvo muchos éxitos en la capital, en corridas de toros, Manolo Mejía hizo faena, indultó al toro Zalamero y le cortó el rabo al toro “Desvelado” en el año de 1994 y Jorge Gutiérrez indultó al toro Giraldillo el 27 de marzo de 1996, ahí dio por última vez la vuelta al ruedo en la Plaza México, a su muerte sus restos fueron paseados en hombros al grito de ¡Torero, torero y Manolo y ya!
Lo recordamos hoy y lo recordaran siempre los aficionados taurinos, Manolo y su época representan un período muy extenso del toreo de México, del cual se pueden extraer pasajes para el análisis a favor y en contra, pero hoy no será el día, recordamos al gran torero del cual extrañamos su presencia física.
En su tiempo era la cabeza de la baraja mexicana que integraban entre otros Eloy, Curro, Mariano y Lomelín la que predominaba por encima de la baraja española, que es hoy en día la predominante en nuestro país para armar los carteles postineros.
Cincuenta años han pasado desde su debut como novillero en La México y su carrera es inolvidable, en los setenta años que se cumplirán el próximo año el 5 de febrero de 2016 de su inauguración, su nombre y apellido significan el nombre del torero mexicano más mandón que haya existido en el recinto.
De la cuarta novillada destacar al quinto de la tarde de nombre de lidia Cristero al que pálida faena pudo ejecutar un poco preparado Humberto Quevedo; el novillo de la Concepción fue desaprovechado por el queretano. Vale la pena resaltar la actitud de El Papo y de Juan Pablo Herrera, merecedores de más oportunidades en la que entendemos será una breve temporada novilleril, de la cual ya transcurrió, un tercio.