ENTRE PECADORES Y BANDOLEROS-NOVILLO DE CAMPANILLAS DE LA CONCEPCIÓN
Las cuadrillas pegan el enésimo petardo que nos hace pensar que a cada tarde que pasa son en buena medida la causa de que la lidia hoy sea un ejercicio de casualidades y no de la causa del buen oficio torero. En medio de esta confusión de los oficiantes, los novilleros se encuentran con un forzado mano a mano ganadero donde, dentro del sello de cada encaste, los hierros de De Haro y de La Concepción brindan tarde entretenida donde, de nuevo, los intentos toreros pesan más que las realizaciones.
Por: Luis Eduardo Maya Lora
Se acabaron las cuadrillas. Si fuera por ellos, el festejo de hoy también se habría suspendido.
Son demasiado para los subalternos contemporáneos los novillos tlaxcaltecas de De Haro. Es mucho pedir hoy una lidia ordenada, ausente de ventajas y enganchones, o la precisa y austera forma clásica ante tanta sobre tela que parece saldos de sastrería. Y esto ocurre puesto que los de plata y pasamanería a pie brindan nueva tarde para olvidar.
Empezando desde la salida del primero.
Hay un rumor entre la asistencia que indica que “echarle ganas” o “poner actitud” explica o incluso puede perdonar las demás omisiones en la lidia. Por ello, Edgar Badillo queda más que evidenciado ante su primero. Increíble es que teniendo una sola oportunidad en este festejo, quizá una de sus últimas en la Plaza México, haya dejado prácticamente al azar su actuación ante el difícil De Haro que abre plaza.
Se va de rodillas frente a toriles por fuera de la segunda raya. Ahí, el De Haro le arrolla y le vapulea, lo deja casi noqueado y a expensas de los monosabios y de las impotentes cuadrillas, incapaces de sujetar al cárdeno que sale suelto y que como es lógico que puede irse, tal como ocurre, sobre el novillero y las asistencias. De ahí que los pocos cabales que quedan se metan y fuerte con las cuadrillas pues lo único que logran con este desorden es enseñar mañas, arañas y telarañas al cárdeno.
Por su incapacidad.
Anteriormente, un torero de plata no habría tenido la desfachatez y el descaro de reaccionar como hace el impresentable Diego Martínez callando y encarando a la gente mientras que no es capaz de poner orden alguno. Este facha y algunos otros componen una cuadrilla que tampoco es capaz de someter al de haro mientras el espada en turno se encuentra fuera de escena. Ni mejoran la embestida ni logran que se pique bien.
Ni tampoco evitan o meten el capote a tiempo para que Badillo, visiblemente a la baja, no sea vapuleado otra vez. Sabrá Dios quien le aconseja banderillear sin recobrar la compostura totalmente. O insistir por derechazos cuando el cárdeno tan solo pide un poco de pausa, muleta algo atrás al principio y arrojarle el vuelo a los belfos por dicho lado…
Demasiado para el zacatecano hecho un lío con la espada.
La breve estatura física y la lesa torería de aventar chabacanamente la montera de Lizama no son óbice para su arrojo, ganas y disposición por ir hacia el cornudo. Prueba de ello es su larga cambiada, sus mantazos con la capa, rodillazo incluido y sus banderillas, cortas el primer par, que a como Dios le da entender coloca. Luego los brindis, prohibido brindar a la Empresa, según indica el “Hombre de los Vasos Rojos” en el callejón. Al menos cambia ese brindis por uno con más sabor a los ganaderos Casillas y Franco que se presentan con un novillo esmirriado y cabezón, cariavacado y feo.
Que embiste.
Si el agua juega la mala pasada la semana pasada, el viento la juega hoy. Eso, más la clara limitación de Lizama para dejar la muleta puesta o defenderse del viento, no permite que llegue el triunfo pues solo chispazos cerca de tablas vienen de toreo bueno. Claro, pese a los dos pinchazos, el yucateco se receta la vuelta al ruedo, protestada de inicio pero la gente tan harta ya de la tropelía afloja la protesta. Lejos está el tendido de La México en hacer lo debido: regresar al rebelde a su sitio, detrás de burladero.
En cambio el tendido cálido, tan chambón y tan bolsón, aplaude al niño en la vuelta y al manso en el arrastre. Así, las cosas el de haro siguiente casi se va aplaudido. Y es una pena porque es triste que un toro tan serio, arrogante y de muy impactante presencia salga berreando tanto. Mera sospecha nuestra es decir que la posible dolencia proviene de una protuberancia en la mano izquierda.
Esperamos confirmación.
Aun así, el huamantleco Macías se queda corto en concepto e inventiva. Mejora con el capote en relación a hace ocho días y responde con chicuelinas un quite muy quieto por gaoneras, otra vez, de Juan Pablo Herrera pero no se salva de ser empitonado. Ante lo brusco y desmandado del toro de De Haro, Macías no se impone, trata de poner orden a derechazos y naturales con el toro que acaba soso y al que receta una buena estocada. Nada más.
Tras la empapada de hace ocho días Juan Pablo Herrera gana crédito.
Y ante el muy chico, la verdad impresentable novillo de La Concepción, Herrera logra dos primeros tercios muy afortunados: primero la larga en tablas, los lances algo enganchados pero logra evocar a Valente Arellano tanto en quite combinado con “el ojalá” y la muy bonita caleserina donde luce ampliamente, como en el gran tercio de banderillas, incluido un relance tras quiebro en falso donde gana todas las palmas.
Con el ambiente a más… con el manso declarado ya como de lío embistiendo… el hidrocálido se queda en la orilla con un inicio de faena con el chocante pase cambiado equívoco, que falta hacía doblarse, el inmisericorde viento y los enganchones que no perdona varias veces el castaño empitonándolo. Estocada que hace guardia es el epílogo con las cuadrillas haciendo todo para que se note menos el defectos.
Que se pintan solos.
Afortunadamente, queda el quinto, un precioso novillo, obscuro y cardenísima su pinta, de girón accidente en su cuerpo, delgada conformación, pitón blanco y punta negra, de una fijeza notable y de alteñísimo nombre: “Cristero”, el número 22 de La Concepción.
Que ni mandado a hacer.
Cómo me recuerda su pinta a “Gallero” o “Rey Moro” de Cerro Viejo, tan cercana a esta divisa lidiados hace dos décadas en esta Plaza. Así, este “Cristero” diría aquel Padre Tranquilino Ubiarco con la “gracia del martirio” a cuestas, se encuentra con los mantazos en el recibo y las gaoneras del debutante queretano Humberto Quevedo y el pésimo trato de las cuadrillas con el capote, poca donosura y aun más brusquedad.
Quevedo es aquel chaval del que recordarán los asiduos relatamos en De SOL Y SOMBRA su presentación en San Juan del Río hace cinco largas primaveras. Hoy hace casi todo con temple, con cadencia y ritmo. Sin apresurarse y ha sido capaz de llevar a los medios al fino, aunque falto de fuerza, novillo que crece en el centro de las suertes.
Especialmente al natural.
Ahí Quevedo se ha gustado alivia la no sobrada fuerza del astado y le hace pasar con mucha suavidad, al menos tres tandas de mucha parsimonia gustan, la lentitud siempre gusta, los derechazos son largos pero algo hay o algo falta que no termina por arrebatar. Cierto que el viento, cierto que el astado en algún punto sosea pero un novillo de esta condición es difícil que vuelva a salir.
Increíble que un toro de esta nobleza no haya sido merecedor por parte de su matador de la suerte natural en la hora final, de ahí varios pinchazos hasta la estocada entera con voltereta. Mientras Quevedo sale con justicia al tercio, “Cristero” bien ha podido ser homenajeado, canonizado o al menos beatificado católicamente. Jorge Ramos ha dicho, también con razón, que no. Este sí ha merecido la ovación rota de la multitud y sin reserva alguna.
No olvidaremos pronto a este noble ejemplar.
Como tampoco lo hará Rafael Reynoso, al que “Cristero” le hace la guerra al ir al caballo. Claro, como los novilleros no salen a tiempo a su sitio en el primer tercio del quinto turno el novillo la agarró contra el primero que pudo. Y esto inundó de miedo al debutante hidrocálido.
Lo malo del miedo no es tenerlo, sino no poder superarlo. A Reynoso le pasa también con el serio de haro que cierra plaza, al que le falta un puyazo y una muleta que castigue y someta. Demasiado para el novillero que receta por casualidad, ya sin chaquetilla, una estocada no al encuentro sino a la chiripa alargando el brazo.
Menos mal entre tanto pecador y bandolero en las cuadrillas cuadrilla –hay que ver como se banderillera con toda ventaja al quinto- es difícil transitar inmaculado por el toreo, que pecar es demasiado fácil en un medio como este.
Gracias a Dios la alegría de la tarde, entre tanto paganismo taurino, la trae el novillo. Afortunadamente, quedan novillos que brindan la pelea, que asumen el inescrutable final, de frente afrontan cualquier ultraje.
Antes cargaban cruces y rifles.
Hoy, es un alivio, siguen ofreciendo bravura sin cargar más balas la verdad de la punta de sus astas.
Para todos los bandoleros que vengan.
RESUMEN DEL FESTEJO.
Plaza México. Temporada de Novilladas 2015. Domingo, Julio 26. Cuarto festejo de Temporada Chica. Menos de un cuarto de plaza en preciosa tarde de cielo soleado con blancas nubes sin amenaza de lluvia aunque terrible viento sumamente molesto principalmente en el último tercio durante los turnos tercero en adelante.
6 Novillos, 3 de De Haro (Divisa Tabaco y Oro) lidiados en primero, tercero y sexto lugar: disparejos de presencia y variados de pinta, muy serios tercero y sexto, manso el primero, berreón el tercero que dobla contrario, sospechoso de lastimadura en la mano izquierda, y sosea al final de su lidia con la cara alta, bravo y duro de condición el sexto; y 3 de La Concepción (Divisa Oro y Blanco) lidiados en segundo, cuarto y quinto lugar, chicos en lo general, destaca el precioso cárdeno obscuro y girón lidiado en quinto turno, de nombre “Cristero”, número 22 con 370 kilogramos, fijo, noble y de embestida muy humillada con son y temple aunque soso en algún momento.
El mencionado quinto pudo merecer del Arrastre Lento, a nuestra apreciación, bien negado.
Edgar Badillo (Bugambilia y Oro con Remates Negros) Silencio tras Aviso.Ángel Lizama (Obispo y Oro) Vuelta con protesta. Emilio Macías (Grana y Azabache) Palmas. Juan Pablo Herrera (Blanco y Azabache) Saludos tras Aviso. Humberto Quevedo (Blanco y Oro) Fuerte Ovación con Saludos y Rafael Reynoso (Negro y Azabache con remates en Turquesa) Palmas.
Quinto y sexto espadas, nuevos en esta Plaza
Tarde para el olvido, otra más, de las cuadrillas, principalmente a la salida del primero, mal colocados y con pésima actitud, incluso para con el público, principalmente el subalterno Diego Martínez.