LOS ENCIERROS DE PAMPLONA
Cuando un trabajo se realiza con buena voluntad, poniendo todo el empeño que en él se requiere, sin escatimar ningún esfuerzo y mucho menos pretendiendo eludir responsabilidades, seguramente que el premio estará prácticamente asegurado. Es por todo esto que una vez más se han vivido con éxito la festividad de San Fermín en la ciudad de Pamplona, en las que miles de visitantes que acudieron al hechizo de los “Sanfermines” disfrutaron —¡cada quien a su modo!— de dos semanas de fiestas en la que El Toro fue el protagonista, y que ante su magia y grandeza logró captar la mirada de millones de aficionados y entrometidos en todos los rincones del mundo.
Pero no obstante a todo el espectáculo, la fiesta y la algarabía que se vivió, fue muy importante que en este año ha quedado de manifiesto con el comportamiento del público que asistió a la plaza, que todavía hay una gran parte de aficionados y público en Pamplona que no olvida que la celebración de su fiesta es una explosión de alegría, sí, pero en la que el eje central de sus “Sanfermines”, es y seguirá siendo: su Majestad el Toro Bravo
Una vez más, prolongaremos nuestra ¡“enhorabuena”! por el magno trabajo que realizaron los integrantes de La Casa de la Misericordia, propietaria de la Plaza de Toros y encargada de la organización de los festejos, que siempre están atentos en la búsqueda y selección de los encierros que son necesarios para dar categoría a su “Feria del Toro”, y de igual forma todos los ganaderos que asumieron con profesionalismo e integridad su participación en esta magna fiesta, al mostrar una impecable presencia de sus toros, sello que distingue a la Feria de San Fermín y a su Plaza, colocándola en el nivel de importancia que siempre ha guardado orgullosamente en España y siendo un ejemplo para otras plazas del planeta de los toros.
Hablábamos de un trabajo formal, honesto y profesional que jamás han realizado “al vapor y mucho menos de último momento” en la realización de su feria, todo se prepara a su tiempo y siempre cuidando los más mínimos detalles, para así evitar posibles fallas o estragos que se reflejarían durante su feria. Como un claro ejemplo de su impecable trabajo, recodemos que apenas iniciaba el mes de diciembre del año anterior, cuando La Comisión Taurina de la Casa de la Misericordia de Pamplona hacia públicos los nombres de las ganaderías que se iban a lidiar en los “Sanfermines” de este 2015, y aún estábamos a ocho meses de distancia, cuando los encierros ya estaban reseñados y adquiridos. ¡Qué va, igualito, de la misma manera que lo hacen las empresas de nuestro país!
Fue así que el día 4 de diciembre sabíamos ya que en Pamplona se lidiaría una novillada de El Parralejo. Para la corrida de rejones se anunciaron toros de El Capea, del encaste Murube que Pedro Gutiérrez Moya adquirió en 1979 directamente de Carlos Urquijo. En la compra entraron ciento setenta hembras murubeñas y el semental “Montecillo” uno de los toros predilectos de Carlos Urquijo. Es hasta el año de 1999 cuando los murubes de Capea se consolidan en los ruedos gracias a sus éxitos en Las Fallas de Valencia y San Fermín, siendo hasta la fecha una ganadería infaltable en las corridas de rejones.
Recurrente en San Fermín, es la dehesa de Jandilla que desde 1983 es administrada por Borja Domecq Solís, y que procede de la ganadería que perteneció a Juan Pedro Domecq y Diez, fundador de esta estirpe ganadera. Se anunció por primera vez en Pamplona a la vacada de El Tajo y La Reina, hierros del torero José Miguel Arroyo “Joselito” en donde se amalgaman tres líneas: Torrestrella, Núñez y Domecq. “Joselito” ha sido un ganadero muy exigente con sus reses, lo que le ha redituado buenos dividendos en varias plazas de la geografía española, aunque tendrá que reconocer que éste no fue un buen debut en San Fermín.
Para el ganadero madrileño Victoriano del Río, ha sido un año de altibajos. Su vacada la funda en el año de 1985 al comprarle su hierro a Pepe Luis Vázquez, y adquirir varios lotes de vacas a Luis Algarra, Jandilla, Juan Pedro Domecq y El Torreón, y sementales de Borja Domecq, todo de la línea Juan Pedro. El viernes 10 de julio se lidiaron astados de Fuente Ymbro, esta ganadería nació en el año de 1996 cuando Borja Domecq realiza un traspaso de ganado a su amigo Ricardo Gallarda, de su vacada de Jandilla, por lo que siempre se ha especulado que es una sucursal del encaste Domecq, o un banco experimental genético.
Mención especial merece José Escolar, derivación del encaste Albaserrada, que en 1981 adquirieron un lotes de vacas y sementales de Victorino Martín. Varios años después José Escolar adquirió reses de Carmen Espinal procedentes de la ganadería de Paco Camino del encaste Santa Coloma, lo que ha dado paso a un ganado bravo, con características muy propias. Gran debut de José Escolar que obtuvo el premio al toro más bravo de la feria; “Costurero” se llevó los honores con una decisión mayoritaria de los que integraron el jurado.
Con sus toros de origen Núñez, regresó El Conde de la Maza, luciendo una irreprochable presencia y fiel a su patrón de conducta, difíciles y con mostrando su casta no fueron tarea fácil para sus lidiadores. Domingo Hernández Martín propietario de Garcigrandes es otro de los ganaderos recurrentes a Pamplona, sus toros de la línea Juan Pedro Domecq resultaron faltos de fuerza y bravura. Para cerrar la feria, estuvieron los toros de Miura, los representantes de la casta Cabrera, mostraron porque continúan forjando su fama y leyenda, son toros únicos por su temperamento, por su impresionante fachada, por su origen exclusivo e irrepetible, son un importante referente de la tauromaquia.
Para el próximo año una vez más los “Sanfermines” regresarán a una fiesta en donde la figura y eje central es, y siempre será, su Majestad el Toro Bravo.