domingo, 31 de agosto de 2014

LAS CORRIDAS DE TOROS MERECEN SER DECLARADAS PATRIMONIO CULTURAL del ESTADO



Por: José Santos Alonso


Los taurinos y nuestra fiesta de toros nos hemos convertido en el blanco preferido de partidos políticos secundarios, personas públicas en retroceso y protectores de animales, sin que ninguna de estas entidades o personas tenga fundamentos científicos o morales para sus impugnaciones, que la mayoría de las veces han sido  agresivas, soeces y denigrantes, y sus miembros tan violentos que por más que supongamos que sus reclamos fueran legítimos, sus procedimientos y acciones los descalifican.

Sus argumentos y acciones  en contra de los taurómacos son tan exagerados que las más benévolas nos catalogan como asesinos, criminales, delincuentes, Etc. Etc. sin que falten las caricaturizaciones grotescas en manifestaciones callejeras en las que nos insultan y agreden a placer. Desgraciadamente estos activistas antitaurinos son personas que ignoran el tema y son  “alquiladas” para escandalizar y no tienen idea de lo que están condenando, ni tampoco les importa, únicamente están desquitando un salario.

No obstante los autores intelectuales de estos desmanes son, como quedó dicho, políticos oportunistas, artistas y cómicos decadentes o individuos deseosos de figurar que se valen de la sensiblería de personas bonachonas,  generalmente superficiales e insustanciales, de medios urbanos que no tienen ni han tenido contacto directo con la naturaleza, medio que está muy lejano de ser tan color de rosa como quieren imaginar, ni tan piadoso y sereno que no  favorezca la natural y despiadada lucha de sus moradores  por la supervivencia, pugna en la que cotidianamente los más fuertes matan a los más débiles para su sustento o para conservar su espacio vital.  Porque el medio animal es cruel y despiadado, y la naturaleza de los animales absolutamente ajena a los sentimientos humanos. Por otro lado tampoco se han enterado, o no quieren hacerlo, que la explotación pecuaria en su modalidad industrial, que es la predominante, es tan cruel que cualquier persona que estuviera seriamente empeñada en la abolición del maltrato animal, tendría necesariamente que esforzarse por tratar de prohibir estas prácticas, así como la explotación avícola y pesquera que son tan despiadadas como las pecuarias.

Desde luego que esto sería imposible, por su carácter económico y su importancia alimenticia, y por lo tanto, aún sabiéndolo, hipócritamente lo ignoran y sin ningún remordimiento consumen carne, huevos y pescado.

Sin embargo a pesar de que está comprobado científicamente que la natural fisiología de los toros los inhibe para sentir dolor cuando son heridos, y  a sabiendas que las corridas de toros no tienen la enorme importancia económica de la industria pecuaria, ignorando su carácter moral, cultural y tradicional, se ceban en ella tratando de desacreditar el magnífico arte que es la tauromaquia, con el único objeto de hacerse de un ambiente de popularidad, asumiendo que enarbolan una causa humanitaria que desgraciada pero equivocadamente secunda una minoría de personas ingenuas.

En nuestro estado que tiene una añeja tradición taurina, quedó conjurada la prohibición de las corridas de toros que pretendieron imponer los representantes del desubicado Partido Verde, por el aplastante voto de la mayoría de los diputados de  los partidos que configuran nuestra legislatura.


Ahora en concordancia con la voluntad de la mayoría de la ciudadanía potosina demostrada por medio de sus representantes, es de esperar, si existe congruencia de nuestras autoridades, que se declaren las corridas de toros como Patrimonio Cultural del Estado.