Ocho con Ocho ¡Cuesta arriba!
Por Luis Ramón Carazo
En las corridas en las que se produce un hecho trágico, la crudeza y lo que se le llama en el medio taurino, el mal fario, posteriormente persiguen a sus actores. El 26 de septiembre de 1984 en la provincia andaluza de Pozoblanco, se presentó un cartel importante, Francisco Rivera Paquirri, José Cubero Yiyo y Vicente Ruiz El Soro, con toros de la ganadería de Sayalero y Bandrés. Avispado hirió a Paquirri en el muslo derecho con una grave cornada y debido a la precariedad de los servicios médicos, se decidió trasladar al torero a Córdoba, en el trayecto, murió el valeroso diestro gaditano.
Posteriormente, el 30 de agosto de 1985, Curro Romero estaba anunciado para torear una corrida en Colmenar Viejo, Madrid, de la ganadería de Marcos Núñez y al no poder hacerlo, lo sustituyó José Cubero Yiyo, quién desafortunadamente, al culminar su faena y tras la estocada, el toro de nombre Burlero, le asestó una cornada en el corazón que acabó con su joven existencia, para seguir marcando la tarde del 26 de septiembre como de mal fario, para colmo el ganadero de Sayalero y Bandrés, murió asesinado en 1988.
Pues contra todos los pronósticos, contra el mal fario de la tarde de Pozoblanco y a pesar de haber estado por años lesionado de sus rodillas, quién tomó la decisión de prepararse para reaparecer en los ruedos, fue Vicente Ruiz El Soro, para hacerlo en los últimos 20 años, Vicente se sometió a 37 operaciones y sesiones de recuperación muy dolorosas, en ese tramo también se divorció, perdió su patrimonio y bajó más de 40 kilos.
El matador de toros valenciano Vicente Ruiz El Soro nació en Valencia, España el 30 de mayo de 1962, vistió su primer traje de luces en 1977, debutó con picadores el 19 de agosto de 1979 en Valencia, alternando con Andrés Blanco y Luciano Núñez con novillos de Flores Albarrán. Recibió la alternativa en Valencia, el 14 de marzo de 1982, de manos de Paco Camino que le cedió el toro Agraciado, número 87, 520 kilos, de Torrestrella en presencia del españolPepe Luis Vázquez (hijo).
Confirmó en Las Ventas, de Madrid el 21 de mayo de 1982 de manos de Rafael de Paula en presencia de Pepín Jiménez con el toro Empañado, número 16, 546 kilos, del Marqués de Domecq, vino a México en 1988 debutando en Guadalajara , Jalisco, el 13 de noviembre. El 8 de abril de 1994 toreó su última corrida actuando como único espada en la lidia de toros de diferentes ganaderías un total de 7, pues regaló al sobrero, en Benidorm.
El Soro tiene una gran cercanía con nuestro país se casó en México y varias veces al año viene a Tijuana con la familia de Hernando Limón su cuñado, cuya ganadería se ubica en Tecate, Baja California, en el rancho Santa Alicia y la divisa es verde limón, naranja y rojo. La ganadería fue fundada en 1966 por don Juan Santana Peralta como Las Juntas, en el rancho del mismo nombre, municipio de Tecate, Baja California Norte con 30 vacas y 1 semental de Ernesto Cuevas.
A final de 2011 me llamó Luis Alonso mi hermano, quién vive en Tijuana Baja California, para platicarme de la tienta en Santa Alicia, dirigida por Vicente y emocionado me comentó que el Soro toreó las becerras con el sello de variedad en el capote y en la muleta que lo caracterizó en su carrera taurina, lo cual me hizo ver claro el milagro en la vida de encontrar lo que a cada quién le gusta y hacerlo, hace uno años no se sabía si El Soro podría caminar y ese día había toreado, pero de ahí a reaparecer, ninguno lo creíamos.
Desde hace 3 años decía que iba a vestirse de luces y en Játiva, Valencia, el Soro cumplió con su sueño y compromiso. Volvió a pararse en el patio de cuadrillas, para partir plaza con Daniel Luque y Román de compañeros de cartel. Cuando sonaron los clarines y se inició el paseíllo, de seguro asomaron lágrimas de quienes fueron al festejo a ser testigos de un milagro, trabajado con ahínco, por Vicente. En especial su hija María Suzete, a quién le brindó el toro de su reaparición de la ganadería de Benjumea, de nombre Asturiano. Con el cuarto, obtuvo dos orejas para salir con sus alternantes a hombros.
Brevemente platiqué con él por teléfono y me comentó que reapareció: “para seguir hasta dónde se pueda” y su ilusión está puesta en confirmar su alternativa en La México con un cartel en el que desea de padrino a El Zotoluco y de testigo a Diego Silveti, así como reaparecer en Valencia tierra española de la que es ídolo ¿Será posible? Él está más que dispuesto y así como era casi imposible, suponer que iba a reaparecer y ya lo hizo, ahora será más factible cristalizar su meta de confirmar en Insurgentes y torear en el coso de la calle de Játiva. Así parece El Soro empeñado en terminar con la mala suerte o el gafé, de la corrida de Pozoblanco y el convertirse en un sobreviviente exitoso, se lo deseamos ¡Que así sea!