BILBAO: DE LOS INVÁLIDOS DE JUAN PEDRO AL NUMERITO DE PONCE Y LOS TRALLAZOS DE MANZANARES
Por Carlos Ilían.
Hay que ver, con lo bien y lo encarrilada que iban estas Corridas Generales de Bilbao, especialmente en cuanto al juego de los toros, y llegan las figuras y con ellas Juan Pedro y hacen trizas la tarde de la mejor entrada. El día que casi se llena la plaza y ese mismo día se ofrece un espectáculo odioso, nefando, insoportable. Sesis toros como seis camiones, con mucha leña en la cabeza pero gelatina en las patas y para colmo exagerada borreguez, ni un gramo de casta. En Madrid se van para atrás por lo menos cuatro de los que saltaron al ruedo. Y sin comparaciones odiosas, diría que en otras plazas se devolveria alguno de estos lisiados de ayer.
Ese fue el pecado del palco, especialmente en el caso más patente, el del cuarto toro, el de no devolver esos inválidos. El cuarto era, en efecto, un pobre tullido. Ponce, que es perro viejo, lo vio en el capote pero esperó que se cambiara el tercio para tirar al toro y echarle el público en contra al presidente. Una feísima acción porque el torero tuvo tiempo de tirar por el tierra a ese toro. Luego pasó lo que pasó y encima Ponce le montó un pollo en el callejón a Pablo Chopera. Venga usted con una corrida fuerte y déjese de lamentos y cabreos.
Naturalmente que el torero valenciano no dejó escapar la borrega que abrió plaza, tan inválida como el resto pero a la que con sus recursos de temple y buen trato logró mantener en vertical y ligar algunos derechazos preciosos, aunque huérfanos de la mínima vibración. En el cuarto, el del cabreo, fingió resignación y enfado para terminar cuanto antes. Era lo que se esperaba. Sin embargo las iras de la gente, ante el penoso espectáculo que se les ofrecia, fueron dirigidas a Morante de la Puebla que ante un lote infumable y sin un pase porque no podían con el rabo, no quiso taparse y dio un mitón con la espada.
Hombre y faltaba Manzanares que trató con mimo y sin resultado al pobre cojitranco , primero de su lote. Pero amigo, el sexto no se cayó y metió la cara. Entonces José Mari, a distancia sideral y metiendo pico descaradamente, mintió a un público inocente a base de trallazos. Luego un espadazo de lo suyos y ¡zaz!, una orejita. Qué tarde.
RESUMEN DEL FESTEJO
Toros: JUAN PEDRO DOMECQ (2), exepto su magnífica presencia fue una corrida inválida y borrega.
TOREROS |
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ENRIQUE PONCE (4), de gris perla y oro. Dos pinchazos, media estocada y dos descabellos (saludos con protestas). Estocada caída (silencio). |
MORANTE DE LA PUEBLA (3), de nazareno y oro. Tres pinchazos, pinchazo hondo y descabello (pitos). Tres pinchazos, media y descabello (pitos). |
JOSÉ MARÍA MANZANARES (5), de negro y azabache. Pinchazo y pinchazo hondo (silencio). Estocada (una oreja). |