Por Juan Carlos Valadez
San Luis Potosí.- La corrida de Marrón estuvo mal presentada y nadie dijo ni mú. Pero no fue eso lo peor. Lo más grave es la mutación genética que está sufriendo el toro bravo y que cambia la faz de la tauromaquia hasta convertirla en un espectáculo soporífero como el que presenciamos anoche en San Luis. Y éste no es un problema exclusivo de la ganadería anunciada, sino de toda la cabaña brava mexicana, como se puede comprobar en todas las plazas.
El animal bravo, vibrante, encastado y codicioso ha pasado a mejor vida, y ha dejado paso a una débil, enferma y amorfa caricatura que provoca lástima, desprecio y sopor. Y con esta triste historia sus protagonistas las llamadas figuras de la modernidad, han conseguido un toro perfecto para cortar orejas en espectáculos que nada tienen que ver con una auténtica corrida de toros.
Se aprovechan, claro está, del desconocimiento y la generosidad de un público indocumentado que cree estar viendo a MANOLETErevivido, cuando lo que tienen delante es un señor vestido de luces intentando ponerse bonito ante un proyecto de cadáver.
Y ese publico ahora acostumbrado al toro de carretilla y no al toro bravo o encastado le armo una “bronca” (es un decir, porque estos públicos light ni eso) al juez de plaza Marcelo Lozano, y todo por no haberle concedido el arrastre lento a un noble borreguito de Marrón, que ni siquiera acudio con codicia al caballo. Una vergüenza.
Pero ahí no paro todo, le volvieron armar una “bronquita” en el séptimo (toro de regalo) por cierto un novillo de infame presentación, al que destoreo hasta la saciedad Armillita IV y todo porque el juez de plaza hizo bien en no concederle una oreja tras una faena eléctrica, en donde abuso del pico y de las distancias.
Pero la verdadera afición ya se esta hartando, prueba de ello es que ayer la entrada apenas supero la media plaza y eso debe ser motivo para que la empresa de los Señores Guerra, se den cuenta de que la gallina de los huevos de oro se les puede ir acabando sino suben el listón del ganado en su plaza y si continúan dándole a la afición gato por liebre.
La Corrida
Ante este tipo de encierros “post-modernos” es un experto El Zotoluco, una figura indiscutible, pero también uno de los toreros más pesados de los últimos 20 años.
Me produce rubor contemplar a un torero con tanto poder delante de un animal moribundo y descastado, intentando hacer que no se sabe qué para contentar, supuestamente, al aplaudidor público de esta plaza. Su primero era una babosa, pero repetía. El Zotoluco intentó torearlo siempre con el pico por delante, después un ayudado y un molinete acabaron con la voluntad del toro para embestir. Dejo una estocada caída y los aplaudidores de siempre pidieron la oreja y el arrastre lento del manso, que el juez no concedió.
Pero eso no fue nada comparado con la faena de muleta a su segundo toro, interminable, la de nunca acabar, la insoportable labor de un torero pesadísimo que desconoce, al parecer, el sentido de la medida, tan necesario para todo en la vida. Cansó hasta el señor juez. Bueno, pues una oreja le concedieron a pesar de todo. Vivir para ver.
Diego Silveti hizo lo mas interesante de la noche, pero qué bueno hubiera sido lo suyo con su segundo si llega a ser un toro como Dios manda. En su lugar se enfrentó a un borreguito al que toreó de salón, con lentitud y elegancia, pero sin emoción. No se puede negar, no obstante, su interés por agradar. Pero es otro torero moderno que no va a pedir toros cuando todos los demás exigen borregos. Se lució por ajustadas manoletinas ante el quinto, al que previamente muleteó con seguridad y temple tras brindar al respetable, en una labor interesante, sobretodo por el piton izquierdo.
Lo de Fermín Espinosa Armillita IV simplemente no lo entiendo.
Si querían adelantar a este joven para que tomara la alternativa y de esta manera poder comenzar a facturar, van por el buen camino, pero si quieren hacer de el una figura del toreo a base de lidiar novillos impresentables como los de anoche. Simple y sencillamente no lo van a conseguir. Tarde o temprano el toro lo va a poner en su lugar.
Todo aquel que tiene la valentía de vestirse de luces merece respeto, sobretodo todo los jóvenes que buscan gloria en el toreo son para mi acreedores de toda consideración. Pero cuando las cosas se hacen con verdad, no de esta manera.
Seamos serios.
El primero de Fermín Espiniosa era andarín y soso, pero la faena fue tediosa, y en cada pase se limitaba a aprovechar el viaje del toro, sin mando, sin orden ni concierto. ¿Fueron veinte pases? Quizá, pero ni uno bueno. Ni siquiera se embraguetó en las verónicas de salida, en las que echó fuera la embestida. La escena se repitió en el sexto. Toreo por pies, tirones y pases enganchados. Nada de nada.
Resumen del festejo:
Toros de Marrón, muy mal presentados; descastados, pero manejables.
Eulalio López Zotoluco: Palmas y oreja.
Diego Silveti: Palmas y oreja.
Fermín Espinosa Armillita IV: Silencio y silencio; y vuelta tras petición.
Plaza de Toros el Paseo. 2ª corrida de feria. Media Plaza.
Enviado por De Sol y Sombra.
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