Por: Redacción
Recordemos un artículo que en su momento dio y sigue dando de que hablar a cerca de la actuación de las Autoridades, Ganaderos y Empresas.
Esto viene a colación debido a los constantes ataques a las Autoridades Taurinas que cabalmente cumplen con su función de hacer respetar el Reglamento Taurino Vigente en su ciudad.
Es común y hasta normal que cuando se aplica el Reglamento como debe de ser, entre otras cosas evitando por ejemplo que aficionados a las fotografías con los toreros estén en una zona de permanente peligro como es el Callejón, pues en cualquier momento puede saltar un toro, o aprobando con estricto criterio profesional los toros a lidiarse, las personas afectadas despotriquen en contra de las Autoridades por no salir beneficiadas con estas acciones; sin considerar que estas autoridades (Juez de Plaza) muchas veces son profesionistas con postgrados que les dan toda la autoridad para opinar sobre la materia, aún cuando gente inculta e ignorante no quiera entenderlo; ejemplo claro en el artículo que a continuación vamos a transcribir:
Despiden a BENJAMIN CALVA RODRIGUEZ, veterinario perito que documentó
fraudes cometidos en las temporadas grandes en la Plaza México. Aunque reveló
que cada tarde se lidian becerros o novillos que se hacen pasar por toros, no
se ha iniciado ninguna investigación. Por el contrario, la autoridad encargada de aplicar la ley
–la delegación Benito Juárez, nombró a Javier
García de la Peña –considerado “incondicional” de los dueños– para verificar la
legalidad de las corridas.
El nuevo médico sancionador dice en entrevista que
la principal garantía del espectáculo es la “ética” de los empresarios y
ganaderos: por eso no puede haber fraude. Organizaciones de médicos
veterinarios reprueban opacidad en la Plaza México
El
único médico veterinario zootecnista que ha revelado presuntos actos de
corrupción en las corridas de toros de la Plaza México, Benjamín Calva
Rodríguez, fue despedido. El perito perdió su empleo tras documentar y
denunciar que, cada tarde en las temporadas grandes, se lidian becerros o
novillos en lugar de toros.
“Hasta
donde sé, el doctor Calva hizo unas declaraciones poco amables [sic] para la
delegación y esto no gustó”, dice en entrevista Javier García de la Peña, único
funcionario de la delegación Benito Juárez que accedió a hablar con Contralínea
y que actualmente funge como médico veterinario perito en la Plaza México.
Tras
la publicación de informes del perito sobre el fraude permanente en las
corridas de toros montadas por Miguel Alemán Magnani y Rafael Herrerías, Calva
Rodríguez no volvió a ser llamado para ejercer su labor. La situación estaba
caliente, le habría advertido el coordinador taurino Orlando Rafael Martínez
Martínez, por lo que su “integridad física” corría peligro dada la ira de los
empresarios debido a sus declaraciones y el historial de amenazas supuestamente
cumplidas por parte de ellos.
Por
“seguridad”, le perjuró, no trabajaría en las “primeras novilladas” de la
temporada chica 2013.
En
un principio se suspendió de facto al médico y catedrático de la Universidad
Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) con la promesa no sólo de
volverlo a programar, sino de reabrir el laboratorio de la Plaza México para la
temporada grande 2013-2014.
“¡Mentira
y mil veces mentira! Eso fue una engañifa de la delegación para sacar
tramposamente a la vuelta de algunas semanas al doctor Calva. Le dicen: ‘siga
percibiendo. No venga’. Y cuando ven el momento justo, meten a un veterinario
para que les venda protección tanto a los ganaderos como a la misma empresa”,
señala el doctor Pedro Martínez Arteaga, miembro de la Asociación Nacional de
Veterinarios Taurinos (ANVT).
—¿Se
está haciendo algo para reabrir el laboratorio? –se le pregunta al doctor
García de la Peña, quien quedó como único veterinario sancionador nombrado por
Jorge Romero, delegado de la Benito Juárez.
—No,
no habrá laboratorio.
—¿Por
qué?
—A
mí no me preocupa si está abierto o cerrado el laboratorio –responde sin
inmutarse, a pesar de haber sido él quien lo inauguró en 1991 y de que el
Reglamento Taurino para el Distrito Federal vigente asienta que, para realizar
los análisis, el médico debe recoger muestras y examinarlas “en el lugar
adecuado que para tal efecto proporcione la empresa dentro de las instalaciones
de la plaza” (artículo 9, fracción cuarta).
“Seguimos
siendo vulnerados por los dueños del dinero, del país, y sus cómplices. Estamos
muy indignados por el trato dado al compañero Benjamín Calva y no sólo eso,
sino también las amenazas de muerte… Eso es muy grave”, reclama Martínez
Arteaga al refirirse a los acosos sufridos por Calva Rodríguez y Santiago Aja
tras determinar que en la Plaza de Toros México frecuentemente se lidian
novillos, incluso becerros, despuntados y pasados por toros mayores de 4 años.
Y
añade: “En cualquier momento te sacan de la jugada por ser un veterinario
ético, por hacer tu trabajo de acuerdo con tus deberes y obligaciones
profesionales a partir de la deontología veterinaria”.
Ante
el silencio de la delegación Benito Juárez –que nunca hizo público el despido
del doctor Calva–, la ANVT difundió una carta expresando su “repudio a las
acciones realizadas por la empresa que maneja la Plaza de Toros México [en
contra de los] doctores Santiago Aja Guardiola –también separado recientemente
de su cargo– y Benjamín Calva Rodríguez, puesto que se les ha impedido realizar
sus labores como peritos veterinarios taurinos, además de ser blanco frecuente
de intimidaciones”.
La
asociación acusa que tanto las agresiones como amenazas se dan ante “el
beneplácito de las autoridades [encabezadas por el delegado Jorge Romero
Herrera], con la finalidad de entorpecer la labor profesional e impedir que se
rechacen animales sin trapío” o se lleven a cabo los exámenes post mórtem, pues
evidenciarían científicamente irregularidades, “como son la manipulación
fraudulenta de cornamentas o bien que los animales no cumplen con la edad
reglamentaria”, imputa la ANVT en otro escrito dirigido a la Federación de
Colegios y Asociaciones de Médicos Veterinarios Zootecnistas de México (Fedmvz)
a la vez que solicita su intervención como máxima autoridad del “gremio ante quien
corresponda”.
Por
su parte, Pedro Vargas Campos, hijo del famoso tenor y actor mexicano,
considera que la colusión entre la sociedad Productora Global EMT (antes
Renovación Taurina 2006, y previo a ésta, Plaza México, SA de CV, y Promotora
Alfaga, SA de CV) y las autoridades expone lo peor del espectáculo,
“condenándolo por la corrupción de quienes están al frente”.
Quien
ha sido empresario taurino y apoderado de toreros advierte: “Mientras no exista
el examen post mórtem, vamos a seguir en las mismas, porque todo mundo se va a
seguir haciendo tonto; y Benjamín Calva sabía muy bien de esto. Él estaba a
favor del post mórtem y del toro-toro, no del novillo-toro. Por eso lo
quitaron.
“Las
edades biológicas [de los toros] no concuerdan con las reportadas por el
ganadero”, remarcó Calva Rodríguez en sus informes –publicados por Contralínea–
tras revisar los astados muertos en el ruedo de La México.
“Vimos
una venganza de los dueños de todo, de los que se quieren hacer dueños del
espectáculo, ayudados por la administración delegacional que obra de mala fe
protegiendo a los empresarios de La México”, reafirma Martínez Arteaga.
“El
irrespeto a los veterinarios honestos repercute en los aficionados […]. Si son
novillos que digan los empresarios que son novillos. Ya sabré si voy o no. Que
están mutilados… Pues di que son mutilados y ya sabré si voy o no. El problema
es que siguen engañando a la gente”, concluye el doctor Martínez Arteaga, quien
fungió 20 años como perito en la Monumental Plaza de Toros de Zacatecas y ganó
ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación un proceso iniciado tras ser
destituido “de forma similar a como echaron al doctor Benjamín Calva Rodríguez
de La México”.
García
de la Peña, defensor de Herrerías
Javier
García de la Peña ejerció 35 años como médico veterinario (para el entonces
Departamento del Distrito Federal) y renunció en la década de 1990 tras una
discusión con la Comisión Taurina, dirigida por Luis Niño de Rivera. “Yo decía
que los toros sí tenían 4 años. Él no”, cuenta a Contralínea el encargado –por
mandato del delegado Romero Herrera– de “velar por los intereses del público”
asistente a la Plaza México.
A
pesar de que aparece como representante de la sociedad del coso capitalino en
documentos oficiales, el doctor García de la Peña niega haber trabajado para
Rafael Herrerías. “No, no, no. Él sólo fue mi alumno en la Facultad. Es el
hombre más respetuoso que usted se pueda encontrar… Para mí es un absoluto y
total caballero. Me trata de maestro”.
—¿Lo
calificaría como empresario ético, honesto?
—Yo
diría una cosa: gracias a ese señor ha habido corridas en el Distrito Federal
muchos años […]. El doctor [Alfonso] Gaona daba 10 o 12 corridas y la Plaza
México permanecía cerrada prácticamente todo el año. Los 52 domingos que da
Rafael Herrerías nunca se dieron… –responde, convencido, aunque en realidad el
número de festejos al año, entre corridas y novilladas, apenas llega a 30.
El
doctor García de la Peña, “con experiencia acumulada desde 1958”, asegura que
en La México no se defrauda a la gente y llama mentiroso a quien diga lo
contrario. “¿Usted lo cree? –pregunta, al tiempo que arruga la nariz en un
gesto de escepticismo–. Eso se lo dijo Calva… ¡Y por supuesto que no es verdad!
¿Usted cree que es posible lidiar un becerro por novillo? No es posible”.
—¿Y
un novillo por toro? –se le inquiere al profesor jubilado de la Facultad de
Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México.
—Si
tiene muy buena presencia es posible. Si está súper bien criado, gordo, ¡cómo
no! –acepta–. Pero no es fácil –suaviza– porque si usted le ve, los toros
tienen una cara de niños, de jovencitos o de adultos.
—¿Y
los animales lidiados en La México tienen cara de jovencitos o adultos?
—Mire,
mire: hay cierta mala voluntad en la gente que insiste en que todo es un
fraude. Están caminando en contra de una fiesta sin una razón real, sin una
razón auténtica. ¿Entonces para qué estamos gente como yo si dicen que todas
las autoridades están vendidas? – elude la pregunta molesto.
Hay
reporteros que usted conoce que influyen negativamente en la gente”, remarca.
Argumenta que no es posible para un ganadero hacer pasar un novillo por toro
debido al Registro Obligatorio de las Edades de los Astados (Roe).
—¿Es
confiable el Roe? ( Registro Obligatorio de las Edades de los Astados).
—Yo
espero que sí. ¿Usted cree que les interese [a los ganaderos] mandar un toro
menor a los 4 años? ¿Usted lo cree?
“Una
cosa es el Roe (Registro Obligatorio de las Edades de los Astados), un libro
que llevan los ganaderos con copia a la delegación [Benito Juárez], y otra lo
que sale por toriles… No tienen nada que ver”, afirma el médico veterinario
zootecnista Benjamín Calva.
El
también conferencista y catedrático de la Universidad Popular Autónoma del
Estado de Puebla (UPAEP) explica cómo el Reglamento Taurino para el Distrito
Federal permite a los ganaderos registrar los animales 8 meses después de
supuestamente haber nacido o, incluso, hacerlo tras el herradero, 30 días más
tarde. “Es decir que les da casi 9 meses de margen para poderlos registrar en
sus libros […], al nacer los marcan como día de herradero, por lo tanto,
automáticamente, ya tienen 9 meses más. Entonces vienen a la Plaza de toros de
3 años 3 meses, 3 años 4 meses cumpliendo oficialmente los 4 años”.
“Habría
que sospechar que el ganadero entrega un registro a su conveniencia, pues no le
conviene decir que el animal no tiene siquiera 3 años y lo pasa por ganado de 4
falseando la información, y eso es un delito”, sostiene Coello Ugalde.
(
Asimismo
considera improbable que salgan astados con los pitones recortados. “No es
frecuente el despuntado, afortunadamente”, dice.
—¿No
es frecuente?
—No.
Y no digo que no lo hayan hecho en la provincia, pero aquí en la Plaza México
es muy difícil, porque el cajón de curas está precintado y vigilado por la
delegación. Entonces no hay manera de tocar los toros dentro de la Plaza. El
despuntado tendría que hacerse en la ganadería y le preguntaría una cosa, sobre
todo el grupo de gentes [sic] que actúan en la Plaza México con su ganado: ¿no
le parece que son personas honestas?
—¿La
ética que puedan tener los ganaderos que regularmente vienen a la Ciudad de
México alcanza para asegurarnos de que no hacen fraude? –se le pregunta.
—La
de este grupo sí. Por supuesto que sí. A mí me parece que son totalmente
honestos –contesta, categórico.
Pero
Pedro Vargas Campos asevera lo opuesto: “todo mundo lo sabe: hay ganaderos que
adelantan el nacimiento y permiten el despunte de sus toros. Los ganaderos
honestos son los que no vienen a La México.
“Todos
[los toros son] chiquitos; todo joven. Esos son [los astados que manda el]
grupo de las 20 o veintitantas ganaderías que vienen a La México de las 300 que
hay en este país. Fernanditos [por Fernando de la Mora], Bernalditos [por
Bernaldo de Quirós], Teofilitos [por Teófilo Gómez]… Y no salen de ese grupo
amafiado de ganaderos en acuerdo con los empresarios, con los toreros”, también
refuta Martínez Arteaga, y agrega:
“Estamos
mal, muy mal. Ya no queremos pagar el abono completo [derecho de apartado]
cuando sabemos que hay ganaderías y toreros que cometen fraudes. La gente ya no
va porque están ofreciendo un espectáculo de quinta.”
Diversas
versiones sobre el recorte de los pitones de los toros recogidas por
Contralínea coinciden en una aserción: prácticamente el ciento por ciento de
los bureles que saltan al ruedo del coso de Insurgentes lo hacen con las astas
manipuladas y sólo se dan excepciones como la ocurrida en la temporada
2012-2013 con el torero jerezano Juan José Padilla, matador mundialmente
conocido por perder el ojo izquierdo tras un grave percance sufrido en
Zaragoza, España.
El
método y el lugar para darles coba a los astados no remiten ni a la ganadería
ni a la plaza, sino al camión en el cual son trasladados los animales,
separados en cajones que no permiten movimiento alguno. “Si en el trayecto va a
tratar usted de… –no pronuncia la palabra despuntar–, tiene que sujetar de la
cabeza al toro. Y éste se va a defender. ¿No corre el riesgo de despitorrarlo
en el cajón?”, rechaza, con ironía, el doctor García de la Peña al explicar el
procedimiento.
El
médico Pedro Martínez Arteaga, expresidente de la ANVT, alega que Javier García
de la Peña “está para venderles protección a los empresarios y nunca ha estado
en nuestra asociación”.
“Vemos
una deontología en decadencia. Hay corrupción porque nos falta ver más la
moralidad de nuestra profesión, las cuestiones éticas; porque alguien es capaz
de regalar sus conocimientos para proteger a quienes mandan, mientras a la gente
honesta la van echando de las plazas poco a poco porque representa un estorbo
para ellos”, se lamenta Martínez Arteaga.