¿La Fiesta en Paz? Misma realidad, distintas ópticas.
Por: Leonardo Páez.
En anteriores ocasiones he señalado los alarmantes paralelismos que existen entre el triste final, ganado a pulso, de la plaza Monumental de Barcelona y el desempeño de la empresa de la Plaza México durante las recientes dos décadas. Los oídos sordos del intocable duopolio, la pasividad de los gremios directamente involucrados en el negocio taurino, la imprudente distancia de las autoridades o el claro deslinde de éstas con relación al espectáculo de toros y la observancia del reglamento, y el aval mayoritario de los medios a estas situaciones, más un público escaso de información y sin elementos de formación, vuelven remoto el ansiado repunte de la tradición taurina de México.
Con una lucidez y una honestidad poco frecuentes en el periodismo taurino, el editorial del portal español mundotoro.com de ayer sábado señalaba: “Hubo un tiempo de un pacto. Quizá el último consenso no pactado. Se trataba de maquillar la salud y la ‘fuerza’ de Barcelona y su Monumental aplicando un plus inexistente a las paupérrimas entradas de cada domingo. La prensa, en acuerdo tácito no firmado ni pactado, maquillaba (mentía, mentíamos) una realidad: que la gente apenas iba a los toros. Lo hicimos con la buena fe del que miente por piedad. Sin duda, la peor de las mentiras. Año tras año lo hicimos. Creíamos, con la inocencia veterana que ya no debía serlo, que ayudábamos al toreo, a la no prohibición. Estábamos ayudando a salvar Barcelona.
“Pero era una mentira. Y lo sabíamos en el peor de los saberes: poco a poco, día a día. Lo sabíamos en el saber que más duele. Mientras ayudábamos al toreo en Cataluña, estábamos ayudando al pillaje. Mientras dábamos aliento, el tiempo se usó como pacto para su muerte. Eso sí, nos dio tiempo a un entierro glorioso, genial. Una muerte recordada en su última corrida de lleno póstumo. Insistimos: sabemos enterrar muy bien a nuestros muertos. Hay entierros que se recuerdan más que toda una vida. Pero, fuera máscaras, estuvimos mintiendo. Seguramente hasta los lectores sabían que se mentía y aceptaban esa falacia creyendo que, también, era piadoso engaño positivo.
Ayer tarde, en un buen lugar de Madrid, en un acto de apoyo a una huelga de hambre por la Santamaría de Bogotá, los ganaderos de UCTL (Unión de Criadores de Toros de Lidia) y los jóvenes del Foro, animados y publicitados por la prensa y medios, apenas congregaron a dos o tres centenares de personas. Podemos decir que hubo miles. Que en lugar de apenas un quinto de aforo hubo casi media entrada. Como antaño en Barcelona. Pero estaremos mintiendo. Y, creemos con sinceridad, que las mentiras no ayudan a nadie. No ayudan a reflexionar para cambiar aquello que no funciona: nuestro poder de convocatoria…
Por su parte, la Unión de Toreros de España no pudo sacudirse este tradicional positivismo nocivo al responder a la agrupación de empresarios Anoet (Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos), que con piel de oveja pide rescatar a la fiesta que en buena medida ellos han debilitado:
“…no cabe duda de la responsabilidad e implicación de los toreros, y en especial de las figuras, que han abordado iniciativas promocionales de sus propias actuaciones (lo que debería corresponder a la empresa), y no han dudado en sacar el toreo a la calle sin ningún complejo o, sin ir más lejos, han asumido una importante participación en la última movilización a propósito de la situación de Bogotá (tanto las figuras desplazándose a Colombia como, aquí en Madrid, con más de 40 matadores que asistieron a la concentración del pasado miércoles, sin duda la mayor representación del sector)…
“Hemos estado, estamos y estaremos siempre –añade la agrupación española de matadores– totalmente dispuestos a dialogar con las empresas y con cualquier otro interlocutor para beneficiar a la tauromaquia, y con tal propósito acudiremos a cualquier foro desde el que se nos reclame. A través de nuestro órgano de representación jamás hemos rechazado reunirnos con nadie. Nuestra disposición es, pues, absoluta, pero no para la mejora de la economía de particulares si no para el bien general del toreo, el espectáculo más puro y auténtico del mundo en el siglo XXI.”
De nuevo esa autocomplaciente arrogancia de quienes desde siempre han sabido cuidar muy bien sus intereses taurinos en Latinoamérica. Convocados por el maestro César Rincón, ya se reunieron en Bogotá la mayoría de las figuras españolas para apoyar a los modestos novilleros en huelga y exigir que el ofuscado alcalde Petro acate la decisión de la Corte Constitucional. La pregunta ahora no es qué van a hacer las figuras, sino qué serán capaces de hacer gremios y aficionados colombianos luego de ese extraño apoyo a la libertad, no a la dignidad de su fiesta.