Pregón
Por: Bardo de la Taurina
Eran tiempos en que aún la pólvora
humeaba sobre los vuelos descompuestos de una geografía, patria que recién
había sido herida por la lidia del toro revolucionario, el que lo mismo doblo
contrario para un lado que para el otro, pero que no cedió ante los lances de
amor de Don Alberto Pérez y Doña Asunción Gutiérrez, que por esos días daban al
mundo a un chiquillo predestinado, que creció hasta la inmensidad, y quién el
próximo año 2015, en una fecha igual a la de hoy 20 de Noviembre, alcanzara el
Centenario de su Natalicio, bajo la
rúbrica de un hombre irrepetible llamado Silverio Pérez Gutiérrez, quién en el
tiempo que transitó por esta tierra la roció de arte y hoy en ausencia terrenal
la sigue refrescando con el recuerdo del hijo pródigo.
Y sí, ¡así es Silverio! intemporal en
el abaniqueo de un centenario de años de ayer y de hoy, de dos siglos incólumes
a su figura, cuya estatura es gigantesca, porque él, así se la forjo y porque
el pueblo de México así la hizo propia y es que país y personaje no se
entenderían de la misma manera en lo popular, que también es espejo de la
idolatría, sin el maridaje del uno con
el otro, pues sino preguntémonos ¿cómo imaginar nuestra identidad nacional sin
‘El Compadre’ de todos nosotros?El del
respeto, la admiración, el cariño, la confianza y la familiaridad, esa que
aquí se da como en ningún confín del orbe
a través del compadrazgo, el que con hondura y profundidad cual derechazo
mexicano, nos brinda Silverio, nuestro Silverio.
Y bueno aludiendo a una de nuestras
Fiestas Nacionales por cierto la más antigua que lo es la de Toros y Toreros, y
reconociéndole desde luego sus innegables raíces hispanas. En la figura y el
arte de Silverio cobra identidad propia y más aún interpretada, esculpida y
bordada por el oriundo de Pentecostés, es que vuelve universal, como lo cantan
las letras áureas de otro inmortal, el maestro Agustín Lara;
¡Torero,
Torerazo!
Azteca
y Español
Loa musical que se convierte en himno
de una historia que sigue viva y lo seguirá mientras exista el recuerdo de
seres elegidos por los dioses del arte, para preservar la ‘Fiesta de fiestas’ que
es en la que por sobre todo prevalece la belleza del arte, del sol, la seda y
el oro, que pueden ser efímeras en el tiempo, pero perenes en el alma de
quienes hemos tenido la fortuna de haber nacido en la época de Silverio y
vanagloriarnos qué;
Que
con la garganta sequita
muy
sequita, la garganta,
de
tanto gritar
¡Silverio!,
¡Silverio Pérez!
Le aclamamos como Lara, quien ostentaba
o más propiamente hinchado de orgullo proclamaba a los cuatro vientos;
Silverio,
cuando toreas
no
cambio por un trono
mi barrera
de sol
Más como Silverio fue precisamente un
sol, pues desde cualquier punto cardinal se le pudo admirar en el girar cual
rosa de los vientos en los alberos de la pasión, la alegría y la gloria, esos
que se hablan de tú con el inmenso torero que fue;
Príncipe
milagro
de
la fiesta más bella
¿Y cómo no lo iba a ser? si además fue;
Diamante
del redondel
tormento
de las mujeres
Príncipe
milagro
y
Monarca del Trincherazo
Y como con Silverio existió y existe el
reto desafiante de;
¡A
ver quién puede con él!
Pues hoy a cien años de su natalicio el
cual a partir de este momento estaremos celebrando y reafirmando, que en
idolatría y cariño no ha nacido un;
¡Torero
estrella!
Tan grande y luminoso que hasta;
Las
puertas del cielo se abrían pa’ que Carmelo ‘asomaito’ lo viera torear
Y por ello hoy;
Con
lo gitano de un cantar
¡Exclamó! Silverio, Compadre, Negus,
¡Gracias por haber existido!
Bardo de la Taurina
inspirado por la letra del paso doble de Agustín Lara ‘Silverio’
Noviembre
20 del 2014.