miércoles, 12 de noviembre de 2014

Impera el catastrofismo y en los toros también..

Cuadro: Corrida de toros, Picasso
Enviado por: Luis Aalfonso García Carmona
Director Ejecutivo de de Asotauro

J.A. del Moral /DEL TORO AL INFINITO
Una vez más se cumple el aserto de don José Ortega y Gasset cuando dijo que lo que ocurre políticamente en España es lo que ocurre en los toros y que no se puede entender una cosa sin entender la otra. Y eso, exactamente eso es lo que está pasando ahora. No hay más leer, ver y escuchar la enormidad catastrofista que impera en los medios sobre el devenir político y económico. El esto se acaba, esto se acaba es algo tan diario que se está convirtiendo en insoportable.
Los lectores de la prensa diaria, tanto la de papel como la digital, así como los televidentes como los radioescuchas en casi su totalidad, llevamos ya mucho tiempo, demasiado, leyendo, viendo, oyendo que todo lo que ocurre en España es un absoluto desastre. La mayoría de los columnistas y opinadores varios compiten en ver quien pone más negra la situación mientras la realidad deviene en demostrar lo contrario. Pero casi nadie cae en ello. Casi nadie da lugar a la esperanza ni al respiro.
Pongo dos ejemplos demostrativos: Hace solamente dos años, todos los que escriben de política decían que la Monarquía estaba tocando a su fin. Pues bien, abdicado el Rey Don Juan Carlos I muy oportunamente y advenido felizmente a Rey su hijo Don Felipe VI, han bastado unos pocos meses para que los agoreros se hayan tenido que meter sus respectivas lenguas en salva sea la parte… El otro ejemplo es todo lo que ahora mismo está sucediendo con la pretensión separatista de los catalanes. Pronto veremos que no pasará absolutamente nada. Fracasados los intentos de celebrar el archicantado referendum, todo seguirá tal cual estaba. Los nacionalistas seguirán gritando y los demás, la inmensa mayoría, continuaran pasando totalmente de sus locos paisanos. Y así con todo lo demás.
Pues bien, con los toros está pasando lo mismo. Pasará el tiempo y todo seguirá más o menos igual. Todo el mundo quejándose de que gana poco. Todo el mundo queriendo ganar más. Aquí, en España, lo que prima es la sopa boba. Acabamos de leer el comunicado de los empresarios. Sin que les falten algunas razones, creo que exageran. Vean los comentarios que se acaban de recibir sobre su manifiesto de dos aficionados:
Este es el de Miguel.
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Y este es de Arturo Sánchez.
<<¡Que se vayan a freír espárragos donde cristo perdió la chancla! Vaya por dios ¿ tan mal esta esto de organizar corridas de toros? Siempre pueden irse a podar viñas ahora con el fresquito, a varear olivos o a cortar melones a 35 grados en la sombra en verano en vez de estar de tapas de vinos e irse al callejón a ver sus corridas a la sombra… Que lo dejen, que no pierdan tiempo… Pero no lo van a dejar porque trabajan muy poco y les encanta figurar en el mundillo. Llevan razón en que la fiesta esta fuertemente castigada a impuestos y también cuando se quejan de pagar seguridad social a cuadrillas que trabajan para el matador y no para la empresa. Dicho esto aparte de la larga crisis que padecemos, la situación tan triste y caótica que dicen sufrir se debe también en muy gran parte a sus incompetentes gestiones y a su nefasta visión empresarial a corto y largo plazo por lo general. Por ofrecer espectáculos muy mediocres la mayoría de veces, por no publicitarlos adecuadamente en los nuevos medios etc… Que no esperen unidad entre todos los sectores porque ni a políticos ni a empresarios ni a toreros ni a ganaderos ni a nadie absolutamente a nadie le interesan los problemas de la fiesta y su futuro, todos quieren vivir a costa de ella y forrarse lo máximo posible… Porque si todo el sector estuviera fuerte y unido y en verdadera unión y compenetración con los aficionados a los que se les dejase tomar parte (ya que a la postre somos quienes les mantenemos ) no estaría cerrada Cataluña al mundo taurino, no desaparecerían encastes históricos y no se practicaría el fraude con tanta impunidad (por poner algunos ejemplos) así que no nos lloren. Déjenlo y que venga aire fresco al empresariado, siempre habrá otros que quieran innovar y trabajar para algo más que para ganar dinero sin importarle la salud de sus negocios.>>
Que todavía estamos inmersos en la crisis, no hay quien pueda negarlo. Como también que empieza a remitir aunque la gente corriente no lo acabe de notarlo. Pero no es la primera vez ni será la última que padezcamos otras más. Lo que se debería hacer es acomodar en número y la calidad de los espectáculos taurinos a la realidad en cada caso. Hay ferias que puede aguantar con la amplitud que alcanzamos. Pero la mayoría de los ciclos feriales, no. Hay que reducir las corridas de toros todo lo que haga falta. Hay que programar únicamente buenos carteles. Hay que bajar por lo menos a la mitad el precio de las localidades de sol porque es mejor y más rentable llenarlos así que verlos vacíos. Habría que reducir también los de sol y sombra. Los toreros de la primera fila tendrán que ganar lo que pidan en función del número de espectadores que acudan a verles. Y eso siempre ocurrió. No me vengan con cuentos porque, salvo escasísimas excepciones, siempre fue así. Las entidades públicas propietarias de plazas de toros tendrán que rebajar también a la mitad sus cánones de arriendo. Y en los festejos menores – las novilladas – cada matador solo llevará dos banderilleros y un picador. Y que los que actúen en cualquier faceta sean los mejores de cada especialidad. Hay que invertir en televisión. Y si hay que pagar para que en cada telediario se dediquen 5 minutos a los toros, que se pague porque todo lo que no tenga regular reflejo en este medio, no existe. Y esto es así porque los toros compiten con centenares de otros entretenimientos y, si apenas salen en las televisiones, apenas contarán para el gran público. Lo que no puede ser es que se sigan organizando corridas de relleno con el mismo precio para el público que las importantes. Eso ya pasó y, además, nadie lo dude, no volverá.
Y que en vez de llorar y llorar y llorar, empecemos todos a asumir la realidad. Además, no hay ni habrá males que cien años duren. Las cosas están mal pero no tan desesperadamente mal. Terminemos pues de una vez por todas con el catastrofismo ambiental y en esto todos estamos obligados. Sobre todo los que viven de exagerar los males y los que basan su fama en predicarlos sin medida alguna.
Además, hay toreros buenos y muy buenos. Hay buenas ganaderías y muy buenas aunque no tantas como queremos. Pero todo se andará. En esto no hay sequía a pesar de los pesares.
Pongámonos todos a trabajar con fe y sin perder la ilusión ni la esperanza porque al final de todas las tormentas siempre sale el sol.
Publicado por Juan Lamarca