Opinión: ¿Donde esta la verdad?
Por: Juan Cruz Gastón.
El pasado viernes, sobre las nueve de la mañana, entre Gran Vía y Avenida de Portugal, encuentro con un amigo, aficionado a los toros, un tanto decepcionado por la situación que atraviesa la fiesta de toros. Julio, aficionado crítico, purista en lo básico, el toro, pero con peculiar visión del conjunto de la fiesta y su parafernalia.
Buena gente este abogado zaragozano que desde muy chico asistía a la preciosa plaza de toros de la capital maña, que sigue tragándose todos los libros que salen sobre la fiesta de toros, que ve los programas taurinos en la pequeña pantalla, a pesar de decir que está de vuelta, pero sigue manteniendo esa llama de esperanza en el resurgir de una fiesta que atraviesa por momentos bastante malos. ‘Claro, me comentaba, que en los primeros años del pasado siglo en las revistas decían los mismo que se dice ahora.’
Historia, fíjense, en aquellos años se había retirado el primer Califa del toreo, el gran Lagartijo, y estaba en sus finales años uno de los toreros más poderosos de todos los tiempos, en aquellos años con diferencia el mejor: Rafael Guerra ‘Guerrita’, luego el reemplazo fue superior, con ‘Joselito’ y Belmonte, que devolvieron al pueblo las ganas de llenar los cosos taurinos, sobretodo el revolucionario trianero, Juan Belmonte. No queda duda para ningún aficionado, que el toreo que se hacía en los albores del siglo XX, no es el mismo que se hace en estos años últimos, cada ciclo tiene sus avances, que no siempre van en la buena dirección, ni han ido siempre.
Con Belmonte aparecen las inclusivas y los apoderados empiezan a ser ‘gente’ importante en el mundo del toro.
Luego apareció la figura del apoderado empresario y ganadero y la cuesta abajo del interés de parte del aficionado, salvo cuando salía ese torero que polarizaba la atención del aficionado y del público, sobretodo del público, y fuimos a peor. Ahora parece que la cosa empieza a cambiar, se está poniendo de moda, ojalá cuaje, los toreros que se desligan de los empresarios importantes, me refiero a algunas figuras, lo que decimos ir por libre. La lucha está abierta, fracasado el G 10, unión-desunión y posterior de los ‘cinco magníficos’, que tampoco. Me pregunto: ¿donde está la verdad ? Lo del color del cristal está plenamente vigente.
Que mal torea ‘El Juli’, me decía el amigo Julio. Se refería sus posturas, muchas veces poco naturales a la hora de presentar el engaño contorsionando demasiado la figura, con la ventaja consiguiente, que no siempre lo hace el madrileño, sin poner en cuestión su muy buen oficio.
¿Dónde está la verdad? Opiniones diferentes, cientos de matices distintos en toros y toreros. La estética del torero sigue contando mucho en las plazas, creo que demasiado, porque tapa muchos defectos. El toro sigue siendo el incomprendido de la fiesta siendo el protagonista.
La verdad está en el toro, es el único que no engaña, pero es manipulado por el hombre. Así nos va.